San Miguel venció Gozo y cánticos por la derrota del mal

Entre redoblantes y vuvuzelas, tabaco y ron, al ritmo de “San Miguel venció, San Miguel venció, San Miguel venció al enemigo y al enemigo lo venzo yo”, el barrio de San Miguel celebró ayer el día de su santo patrón.

Entre redoblantes y vuvuzelas, tabaco y ron, al ritmo de “San Miguel venció, San Miguel venció, San Miguel venció al enemigo y al enemigo lo venzo yo”, el barrio de San Miguel celebró ayer el día de su santo patrón.

Una juventud en chercha ataviada de rojo, verde y amarillo, los colores del ángel vencedor del enemigo malo, Lucifer, cigarros y tabaco en boca, se unió a los “viejos” del barrio y juntos aprovechaban la ocasión para darse un “petacazo” en la fiesta más emblemática del barrio.

La fiesta es celebrada en todo el país. En el municipio Esperanza, en la provincia Valverde, donde doña Agustina Altagracia Nicolás y Ramón se ufanan de haberse gastado RD$250 mil en celebraciones. Al santo, también patrón de las Fuerzas Armadas y jefe del cielo, le dedicaron un almuerzo para 600 personas y repartieron ocho cajas de ron, 15 de cervezas, refrescos y cientos de dulces a los niños.

Las celebraciones al santo, que el santoral presenta blanco y buenmozo, espada amenazante en mano y pisando a un diablo negro tembloroso, más que religiosas acentuaron ayer su transformación pagana. La Orden de Fieles Menores Capuchinos, regentes de la Iglesia de San Miguel desde 1909, por encargo de Monseñor Alejandro Nouel, arzobispo de Santo Domingo, mostró su preocupación ante el deterioro moral del barrio.

Ayer los capuchinos distribu-ían un mensaje en el que expresaban que “Sería muy saludable para la sociedad dominicana que renovemos nuestra confianza en el poder de San Miguel y volvamos a pedir su ayuda como lo hacía antes la Iglesia, ante este deterioro de la sociedad”. Desde la avenida Mella hasta la calle El Conde; desde la Palo Hincado hasta la avenida Duarte, era una sola fiesta. Las ruinas centenarias observaban las romerías de jóvenes devorando tabaco… criollos con seguridad. Alrededor de las 5:00 de la tarde la esquina de las calles José Reyes y Juan Isidro Pérez era todo jolgorio.

Una combinación de atabales y reguetón le daba al ambiente un toque casi surrealista. Mientras un joven repartía golosinas, María, joven, morena y regordeta, era poseída por un espíritu. Su cuerpo se estremecía, brincaba, se espantaba, pero no caía… un babalao criollo la soportaba, la cogía y mano en su frente exorcizaba al muerto que le bajó. Dentro del templo, la religiosidad católica era proclamada por el sacerdote Santiago Bautista, quien invitaba a los feligreses a iniciar la tradicional procesión del santo patrón.

San Miguel en hombros…

Pasadas las 5:00 de la tarde y bajo amenaza de lluvia, del templo de San Miguel salió la procesión. La efigie del santo fue cargada en hombros por jóvenes que se disputaban el honor, escoltados por dos celosos centuriones romanos.

A lo largo de la caminata, turistas y criollos los miraban entre curiosidad y asombro, al tiempo que hombres y mujeres, con devoción, arrojaban flores rojas y amarillas. Delante, la banda de música del Ejército Nacional, a ritmo marcial, encabezaba la caminata.

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