El sicólogo Domingo Carrasco dijo que la educación es la herramienta más efectiva para moldear la conducta de las personas y lograr que convivan en armonía.
Carrasco señaló que es posible que los casos de hijos que matan a sus padres aumenten en la medida que se incrementa la población.
Calificó como “casos rarísimos” los parricidios registrados en el país en días recientes, pero que el impacto toca fuerte a la población por la amplia cobertura que reciben, lo que da la impresión de que el mundo se está acabando. “Son despojos de la naturaleza que uno no puede evitar.
Tienen muy poco que ver con el estado mental del individuo que los comete, son gente que no han podido aprender a controlar sus impulsos primitivos y en una emergencia sacan ese instinto”, sostuvo. El pasado sábado, elCaribe publicó un reportaje en el que reseña que las agresiones de hijos hacia sus padres denotan un deterioro en el núcleo familiar.
La sicóloga clínica Juana Gil apuntó que hay que ver qué tipo de trastorno tenía ese hijo para matar su padre, ya que es muy posible que haya sido víctima o, al menos, fue testigo de violencia.
Dijo que los niveles de tolerancia son muy bajos entre miembros de una familia en la que es una constante agredirse unos con otros y donde no hay respeto entre ellos.
“Eso quiere decir que hubo un fallo en el sistema de crianza, hay patrones de conductas que se repiten, que lo hacen los hijos porque lo han visto, si no es que tienen algún tipo de trastorno”, apuntó.
Gil advierte que no todo el que sea víctima de violencia es una persona agresiva, pero que la tendencia es a que se convierta en victimario, quizás de una manera más atroz de la forma en la que sufrió maltrato.
“No necesariamente alguien que mate a uno de sus padres es porque sufrió violencia en su niñez, puede ser que haya consumido alguna sustancia o que esté asociado a algún trastorno”
Expuso que hay que trabajar en la prevención. “El victimario da señales, una persona no mata a otra de repente, sino que da muestras de un alto nivel de agresividad, de violencia e intolerancia a la frustración”, argumentó.
