Sobre el tema laboral

Diferentes comisiones se reúnen para analizar la situación laboral dominicana. Los empresarios entienden que los empleados son tan costosos, que cada día les cuadra menos el negocio. No sólo deben pagar salario, vacaciones, regalías,…

Diferentes comisiones se reúnen para analizar la situación laboral dominicana. Los empresarios entienden que los empleados son tan costosos, que cada día les cuadra menos el negocio.

No sólo deben pagar salario, vacaciones, regalías, seguros y pensiones, sino además una cesantía que poco a poco se va comiendo su patrimonio. Por otro lado, sindicalistas y legisladores defienden con firmeza estas conquistas, por justas y humanas.

Mientras el juego se tranca entre ambos bandos, miles de personas quedan desempleadas o trabajan de manera informal.

Siguiendo la polémica, sorprende que cuestiones esenciales se hayan perdido de vista. 

Como por ejemplo, ¿por qué se contrata y se le paga a la gente? Y como que marca mal contestar ¡por dinero!

Pero esa es la verdadera razón. Y mientras más dinero contribuya la gente a crear, mejor se le paga y más se hace por retenerla.
No se contrata a una persona porque esta “merezca” vivir dignamente. Se la contrata y se le paga porque “conviene”. Y si esa persona “produce y resuelve”, es promocionada por eso, no por cariño ni humanismo.Y si por el contrario es perezosa, conflictiva o incompetente, debería ser fácil salir de ella y darle la oportunidad a alguien mejor.

Pero la gente no quiere or este tipo de cosas, de que tiene que fajarse, prepararse y diferenciarse de otros para ganarse un puesto. Prefiere que se le diga que “merece” ganar mucho, irse de vacaciones y exprimir a ese patrón codicioso que se enriquece a su costa.

Y quien le habla de esta forma recibe aplausos y votos, con los que puede dictar leyes basadas en el “merecer” y no en el “producir y competir”.

Es así como moralistas y justicieros nos han dejado este absurdo marco regulador. Un código a la europea, tan protector del trabajador, que el patrón ha terminado por cogerle miedo. Que estimula más la ineficiencia que la productividad, porque sale mejor “hacerlo mal” y ser despedido para cobrar la liquidación. Y tan divorciado de la esencia de contratación que está matándole la motivación a empresarios para generar riqueza y crear empleos.

Un verdadero tollo, que ni en Europa ha podido sostenerse. 

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