¿Sonarán las campanas de nuevo en Inglaterra?

Llegó el turno del príncipe Harry, hijo pequeño de Carlos y Diana, al que los rumores sitúan como candidato a convertirse en novio formal de su novia, Cressida, con crecientes pronósticos de boda para el año que viene. Desde hace ya un…

Llegó el turno del príncipe Harry, hijo pequeño de Carlos y Diana, al que los rumores sitúan como candidato a convertirse en novio formal de su novia, Cressida, con crecientes pronósticos de boda para el año que viene.

Desde hace ya un tiempo nada es improvisado en la familia real británica y las informaciones de estos días del diario The Telegraph no parecen casualidad. Los portavoces reales no las han desmentido ni confirmado. Y, en ciertos casos, quien calla otorga. Hay muchas razones para pensar que lo de Harry y Cressida va en serio. El príncipe va a cumplir los 30 el próximo año y el matrimonio y paternidad de su hermano Guillermo probablemente le han hecho ver que el tiempo pasa muy deprisa.

El nacimiento de su sobrino Jorge este verano ha podido ser también un factor. A él le ha afectado directamente, al retrasarle del tercer al cuarto puesto en la línea de sucesión. Un cambio grande porque lo natural es que Jorge y sus descendientes lo desplacen a él para siempre. Eso ha podido ser un factor más para que Enrique vea la necesidad de sentar la cabeza. Varias veces se ha pensado que lo ha logrado, pero él suele hacer algo para demostrar que no la tiene tan sentada como parece demostrar su carrera militar.

Pero el factor fundamental es la coincidencia general de que Harry está enamorado. Locamente enamorado. Algo que no le cuesta mucho: se enamora enseguida y por completo. Sin embargo, no se lo había visto tan así desde los tiempos de Chelsy Davy, con la que mantuvo un tórrido y turbulento romance entre 2004 y 2011. Quizás entonces el problema fue que se conocieron demasiado pronto y Harry no parecía preparado para el matrimonio.

Ahora dicen que no habla más que de casarse y tener hijos. Es ella la que tiene más reticencias. O las tenía. Cree que a los 24 años es aún joven para el matrimonio y, hasta hace poco, no le hacía mucha gracia entroncar con la familia real. Quizás el nacimiento de Jorge ha tenido más impacto en ella que en él, al alejar la posibilidad de acabar siendo reina si se casa con Harry. Aunque no hay nada seguro en esta vida: Isabel II no estaba destinada a serlo cuando nació, pero la abdicación de su tío, Eduardo VIII, lo cambió todo…

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