Abunda mucho la idea de que hay bondad en descargar siempre la ira pues reprimirla hace daño. La gente que acostumbra estallar, en caso de diferencias con personas cercanas, debe saber que descargar la furia la acentúa. Lo mejor para nosotros y nuestro círculo afectivo es no permitirle remontar.
Hay variados recursos para lograrlo –hasta contar hasta diez-, poniendo voluntad como principal insumo. Bajo la influencia del enojo, podemos zaherir a personas muy sensibles, hasta un grado en que disculparnos no resolverá y se asentarán ambientes emocionales incompatibles para nuestra felicidad y la de gente que nos importa. No pretendamos justificar el estallar, genera más mal que bien. En general, defender nuestros argumentos suavemente. l
