Subsidios y subvenciones

El diccionario de la RAE define la palabra subvención como (a) “acción y efecto de subvenir” y (b) “cantidad con que…

El diccionario de la RAE define la palabra subvención como (a) “acción y efecto de subvenir” y (b) “cantidad con que se subviene”.  También define otro verbo parecido, subvencionar, como “favorecer con una subvención”, mientras subvenir es “venir en auxilio de alguien o acudir a las necesidades de algo”. También define a subsidio como “prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada”. Las definiciones de la RAE no parecen aplicar al tipo de subsidio o subvención que es objeto de mis palabras. Me refiero a la entrega de recursos o valor a cualquiera entidad o individuo de algún sector económico, con el propósito de mejorar su desempeño de rol.

Se subsidia al consumidor general con mecanismos de control de precios, a una lista con subvenciones directas o indirectas; se mejora la rentabilidad y la competitividad del productor nacional con impuestos a las importaciones, así como con el control de la oferta del mercado con el mecanismo de la pignoración y el subsidio de los intereses bancarios. Se otorga un gran despilfarro de recursos del Estado para subvencionar con salarios desde insignificantes hasta de gran lujo a aliados y correligionarios con cargos a veces de títulos ostentosos, sin oficinas ni responsabilidades asignadas, pero que mejoran falsamente las estadísticas de empleo.

En principio ni el subsidio ni las subvenciones son malas. De hecho, entregar al consumidor de la base de la pirámide ingresos adicionales es una buena forma de redistribuir los ingresos nacionales, especialmente si se percibe como un programa de corto plazo y no como sustituto de la creación de empleo permanente.  Me refiero a uso del trabajo en la creación de riqueza, no a que el receptor del subsidio o subvención sea incluido en una nominilla y pagado como empleado de una oficina o institución del Estado dominicano.

Mucho menos me refiero a que se monte una superestructura administrativa con personal gerencial y administrativo para manejar lealtades, cuando hay una institución desde la época del trujillato que ha tenido a su cargo los programas de bienestar social.

De hecho, fueron dos las instituciones creadas durante el trujillato, ambas dependientes de la Secretaría de Estado de Salud y Asistencia Social de entonces: El Instituto Dominicano de Seguros Sociales y la Subsecretaría de Asistencia Social. ¿Cuántos recursos se despilfarran en mantener fidelidades, alianzas y nepotismo? Se me ocurre que decenas de millones de pesos, que bien pudieren invertirse en mejorar la educación, la salud, la industria y los servicios. Desafortunadamente, nuestros políticos han mostrado mucho mayor interés en mantener bien a sus camarillas que en ocuparse de mejorar el bienestar nacional.

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