Suicide Squa

Acada tres minutos hay un clímax repleto de hipérboles visuales y un ruido infernal. Una de esas películas en las que ser personaje bueno cansa, pues la moda ahora es ser malo, y mientras más malo, mejor (en este filme una banda de delincuentes…

Acada tres minutos hay un clímax repleto de hipérboles visuales y un ruido infernal. Una de esas películas en las que ser personaje bueno cansa, pues la moda ahora es ser malo, y mientras más malo, mejor (en este filme una banda de delincuentes se convierte en un time de justicieros al servicio del gobierno norteamericano). Un cine que apuesta al ambiguo encantamiento de los malos de las películas. Es la lógica de estos blockbuster (del argot de las artes escénicas que señalan productos destinados al éxito), que la industria del cine ofrece y que priorizan escenas de acción en lugar de construir arcos dramáticos. Las actuaciones no se prestan para descollar, pues las soluciones dramáticas son un fastidio con diálogos que saben a intentos de comicidad nómadas y sin subestructuras argumentales. Diálogos de series de humor cretino de temporada televisiva. Sin profundidad de una trama y un cine que merezca verlo en pantalla gigante, ni que valgan la pena todos los recursos materiales que se orientan a su servicio. Aun así es el tipo de filmes rotundamente absurdos que grandes públicos gustan apenas porque invocan a lo irracional de lo más irracional que se pueda exhibir en pantalla gigante. El problema es que esos públicos son peregrinos y un día van como manada de ganado a ver súper héroes y al día siguiente dejan esperando como perico en la estaca a grandes producciones comerciales, simplemente porque son repetitivos y, como el caso de este, se les estampa cierta seriedad que definitivamente funciona bien en el papel pero no como meditación sobre la realidad, y menos aun cuando se le imprime comicidad bobona. La edición es primorosa con un montaje elegante de flashbacks ágiles y aclarativos de situaciones y personajes, donde los mejores momentos están con el personaje de la formidable actriz Viola Davis (recordemos sus premios como tal en otros filmes memorables), pues tiene diálogos eficaces y bien ubicados; aunque es ligeramente apuntado hacia la frialdad y barbarie bien clichés –si se hacen de otra manera desapuntan de la lógica del cine comercial y que es su marca registrada–. Yendo atrás de la popularidad irónicamente atractiva es que se cogitan estas historias (?) en las que sale de escena el altruismo y entra a reinar el pragmatismo con fuerte ribete ideológico del status quo. 
Género: acción fantástica.
Duración: 123 minutos

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