Todas y todos lo repiten y nadie lo niega: la educación es el principal factor del desarrollo. La sociedad dominicana por la vía de las máximas autoridades del Estado hace un gran sacrificio dedicándole el 20.9% del Presupuesto Nacional; y con una proyección de incremento para el próximo año de 19 mil millones de pesos para hacerlo corresponder con el 4% del producto bruto interno. Hablamos de 130 mil millones de pesos. Respecto a lo cual se asume que es la mejor inversión para el desarrollo del país.
La expresión que antecede que “se asume que es la mejor inversión para el desarrollo del país”, puede tener la connotación de duda, y es así; pero se refiere más que al objeto de la inversión, a sus resultados. Si bien los esfuerzos del Gobierno dominicano y de organizaciones de la sociedad van en la dirección apropiada, como el propósito es lograr óptimos resultados aún existen áreas estratégicas pendientes. ¿De qué valen las construcciones de escuelas, la tanda extendida con desayuno, merienda y almuerzo; los esfuerzos para avanzar en la descentralización dotando de recursos financieros a las instancias locales y a los centros educativos; de qué valen las grandes inversiones que se realizan en programas de formación y capacitación docente; de qué valen por igual los sacrificios de cada día de las autoridades, madres, padres, docentes y los propios estudiantes? ¿De qué vale todo aquello si al final no se logra la educación con la calidad que merece el país y respecto a lo cual ha llegado a ocupar el penúltimo lugar en los indicadores internacionales?
Una de las principales respuestas en aras de los mejores resultados posibles en correspondencia a los esfuerzos que se realizan está en la Supervisión Educativa, el gran vacío, la gran ausencia de las iniciativas de reformas en las últimas décadas.
La Supervisión Educativa puede lucir simple pero es un área gerencial compleja por cuanto ha de tomar en cuenta todos los factores que inciden en el proceso educativo, desde los estrictamente pedagógicos especialmente el qué y el cómo se aprende, el acompañamiento que realizan las y los docentes, los recursos didácticos y toda el área administrativa. De ahí que cuando se habla de Supervisión Educativa en la actualidad se refiere a un sistema de control total de calidad que ha de seguir las fases de diseño, desarrollo y retroalimentación.
La Supervisión Educativa ha sido tan poco comprendida como descuidada. Es momento que pase a ser una prioridad, para lograr que la educación sea, realmente, el principal factor de desarrollo.
