Taiwán es Taiwán

A finales del recién pasado mes de junio estuve por Taiwan. Acudí a esa pujante nación invitado por el embajador de ese país…

A finales del recién pasado mes de junio estuve por Taiwan. Acudí a esa pujante nación invitado por el embajador de ese país en nuestra República Dominicana don Tomás Ping-Fu Hou . De verdad que todo aquello fue impresionante. Junto a una delegación de comunicadores que incluyó a Nohelia González, de Nicaragua; Felicity Kate, de Australia; Maciej Nowak, Katarzyna Abramowicz y Pawel Tkaczyk, Polonia y Josha Lurie de Estados Unidos, tuve el chance de recorrer puntos históricos de Taiwán; templos y monasterios, hoteles y restaurantes de todos los tiempos y estilos, ciudades grandes y pequeñas, lugares turísticos de montañas y ciudades, y lo mejor, tratar con centenares de hombres y mujeres de ese laborioso país. Y es que Taiwán a pesar de sólo tener 36 mil kilómetros cuadrados de extensión, ocupa el lugar 16 entre las mayores naciones comerciales; es la 25 mayor economía  y posee la cuarta mayor reserva de divisas en el mundo. Impresiona el dinamismo de esta nación asiática y sobre todo sus actividades nocturnas y comerciales. El edificio 101-Taipei, reconocido como el segundo más alto del mundo y al que a través del ascensor se puede llegar a su piso 89 en 45 segundos, se levanta en medio de la ciudad como todo un orgullo nacional. Muchos dicen que este edificio simboliza la vitalidad de la economía de esa nación. En Taiwán me di cuenta de cuál es en realidad la verdadera comida china sufriendo una gran desilusión con los llamados centros que dan ese servicio en nuestro país. Ni los “pica pollos” ni los “chofán”, ni los “chosuí” se asemejan a la riqueza y variedad del gusto alimenticio taiwanés.

La comida china tradicional y sus versiones de lujo son cosa aparte. Una de mis mejores experiencias fue conocer, durante la visita a esa hermosa nación, a nuestros anfitriones Konrad Hao, Esther Yen y Luis Fong, incansables edecanes que nos mostraron cada uno de los lugares puestos en agenda con paciencia y una hospitalidad excepcional, sobre todo por esa dificultad del idioma.

Ellos fueron especiales. Nuestro agradecimientos a Domingo Ja, José Wang y a la siempre eficientísima Melba Navarro por sus finas atenciones. Los chinos de allá se sienten orgullos cuando dicen Taiwán es Taiwán, y tienen razón.

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