El tema de Joakim Noah y Carmelo Anthony estuvo ayer en casi todos los portales de importancia. Acaparó tanta atención que hasta me hizo creer que ese rumor puede convertirse en verdad en un futuro cercano. Me refiero la especie que se expandió como pólvora en torno a que Noah, el aguerrido jugador de los Bulls de Chicago, aprovechó el fin de semana de estrellas de New Orleans el pasado mes de febrero para tratar de convencer a Anthony de que firme con los Bulls durante el próximo verano.
De inmediato no hice más que recordar la versión de hace unos meses en el sentido de que Rajon Rondo texteó a Carmelo para que se inclinara a ir a los Celtics de Boston. Unos días después, el propio Carmelo desmitió el rumor en cuestión. ¿Qué tan factible es pensar en Carmelo en Chicago? Lo primero es que los Knicks, con todo y todo, tienen la ventaja por el hecho de que Melo, primero, tiene que escuchar su oferta y, lo más importante, ellos son el único equipo en la liga que le puede ofrecer un acuerdo por cinco temporadas por el máximo, lo que, según reportes, serían 30 millones más que cualquier otra organización de la NBA.
¿Qué harían ustedes? Es que todos debemos estar claros que el dinero mueve al mundo y casi todos los atletas han demostrado que son de este mundo. Los Knicks tendrán aún más dinero para salir de cacería en la agencia libre de 2015, en la que habrá estrellas como Kevin Love en el mercado. Es que Nueva York se liberará de los salarios de Amare Stoudemire ( US$23.4 millones), Tyson Chandler (14.3) y Andrea Bargnani ( 12.0). Me imagino que los Knicks le prometerán muchas cosas en ese sentido a Carmelo, porque es obvio que al jugador se le hace tarde para obtener un campeonato.
Para que Anthony aterrice en Chicago, los Bulls tendrían que darle amnistía a Carlos Boozer (US$16.8 millones) y probablemente dejar libre a Mike Dunleavy (3.0 millones). Si sumamos esas dos cifras todavía no llegamos a los 22 millones que gana Melo en Nueva York ni tampoco al máximo contrato que le pueden ofrecer. Sin embargo, hay algo que puede derrotar el interés económico: las ganas, el deseo y el hambre de ganar un campeonato. ¿Está Anthony en eso?
