No todo está dicho

No todo se ha dicho de las dos últimas reuniones entre el presidente Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, una en la casa de Peggy Cabral y otra en la de Ramón Hipólito Mejía y su esposa, que es hermana de Miguel. De acuerdo con mis informes,&#8

No todo se ha dicho de las dos últimas reuniones entre el presidente Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, una en la casa de Peggy Cabral y otra en la de Ramón Hipólito Mejía y su esposa, que es hermana de Miguel. De acuerdo con mis informes, “todo lo que se ha publicado en los medios es apenas la parte visible del iceberg”, aunque mis fuentes reconocen que “se han difundido muchas cosas ciertas de esos dos encuentros”. Hipólito y Miguel se encontraron el domingo de Resurrección en la casa de la viuda de Peña Gómez “y eso no fue casualidad”. Alguien tuvo la responsabilidad de organizar el encuentro, “a conciencia de los dos protagonistas”, quienes estaban total y absolutamente al día de los temas que iban a tratar, y que no fueron precisamente sobre deportes u otros asuntos ajenos a la política. “Los dos sabían que hablarían sobre el tema que los tiene en la picota, y ambos fueron preparados”, me aseguran mis informantes, quienes dan fe de que “en todo momento hubo cordialidad, pese a que por lo menos en el primer encuentro, hubo una cierta tensión con un planteamiento de uno de ellos que el otro consideró destemplado”. Ya en la segunda reunión, hubo menos tensiones “y hasta hubo sonrisas que parecieron sinceras en la despedida”. No obstante estos encuentros, la situación interna del PRD sigue ácida, ahora más en las bases que en las alturas. Los días por venir dirán…

Excesos

Para la fama y el dinero hay que estar preparado. Por eso, en nuestra sociedad hay quienes en ocasiones se ven muy afectados por el síndrome del exceso de protagonismo y llegan a creerse infalibles. Hay que tener mucho cuidado para que la luna de miel que brinda la opinión pública a un(a) funcionario(a) no termine abruptamente por errores causados por el virus de la prepotencia, generalmente alentados por elogios, sean merecidos o no. No es por nada, pero el(a) que sienta que le sirve, por lo menos que se mida el traje, aunque sea en privado…

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