El Tratado de Basilea

En el Santo Domingo francés el sistema esclavista era férreo y las posibilidades de vida de los esclavos eran escasas, por esto eran jóvenes la mayoría. De este lado de la Isla, en cambio, el sistema era más suave, casi con tintes feudales.

En el Santo Domingo francés el sistema esclavista era férreo y las posibilidades de vida de los esclavos eran escasas, por esto eran jóvenes la mayoría. De este lado de la Isla, en cambio, el sistema era más suave, casi con tintes feudales.

Y esto por varias razones, incluyendo que “la mayoría de esclavos existentes en la colonia española habían nacido y crecido en las “estancias” de sus amos, explica la no existencia del odio recíproco entre amos y esclavos, tan evidente en las plantaciones de la parte francesa”. (Sumner Welles: La Viña de Naboth, Tomo I, P. 35).

Este trato inhumano al esclavo explica que la revolución haitiana tuviera, entre otras características, un  marcado tinte racial. La isla estaba destinada a ser punto de encuentro imperial, tanto por su posición geográfica, como por haber sido el primer asentamiento europeo en el continente.

Razones por las que el rumbo de la política europea influenciaba en sus colonias. Por eso el reconocimiento de los “derechos del hombre” en Francia y la apertura política con la representación de los grandes sectores de influencia nacional en los Estados Generales, motivó a los mulatos “emancipados” de la colonia francesa de la isla a exigir los mismos derechos y “privilegios de que gozaban los blancos, so pena de que en caso de negación, los mulatos arrancarían esos privilegios por la fuerza de las armas” (Welles: 37).

Se estaba a las puertas de la guerra civil, eran los primeros vientos del huracán revolucionario que vendría después y que concluiría el 1ro. de enero de 1804, con el establecimiento de la primera República negra independiente del mundo, y la segunda nación de todo el continente americano en lograr su independencia.

En la colonia española, en cambio, la vida transcurría normal y monótona, descuidados de lo que sucedía en la parte Oeste de la Isla, sin imaginar las terribles implicaciones para los criollos, que pronto tendrían estos hechos.

Esta paz en la colonia española duró hasta 1793 cuando, en el continente, Francia le declara la guerra a España. El 21 de enero de 1793 fue guillotinado el rey francés Luis XVI, primo del rey de España, Carlos IV, quien “había hecho norte de la política nacional la defensa de la vida y derechos de su primo…”.

Aquella pugna continental se refleja en las colonias que se reparten la Isla e inicia la
pugna entre ambas, con incursiones bélicas en las que la participación de los “negros” era fundamental y donde empieza a destacarse la figura de Toussaint L´Ouverture.

Aquello terminó el 22 de julio de 1795 con la firma del Tratado de Paz de Basilea (Suiza).  En este el Rey de España -nación perdedora- garantizó sus posesiones continentales (Art. 4), pero cedía a Francia su más vieja colonia americana, según lo estipulaba el artículo 9, veamos: “En cambio de la restitución de que se trata en el art.

4to. el Rey de España, por sí y por sus sucesores, cede y abandona en toda propiedad a la República Francesa, toda la parte española de la Isla de Santo Domingo en las Antillas”.

Desde entonces, y solo por espacio de unos años, política y administrativamente la Isla sería “una”. Sin embargo, aquella cesión es quizá el primer eslabón del deseo de libertad e independencia del pueblo dominicano y del reconocimiento de una identidad nacional.
De eso, el 22 de julio recién pasado se cumplieron 220 años. l

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