Una emergencia nacional

El pasado fin de semana se realizó una mal llamada “Feria de empleos” en las instalaciones de una plaza comercial que en poco tiempo…

El pasado fin de semana se realizó una mal llamada “Feria de empleos” en las instalaciones de una plaza comercial que en poco tiempo iniciará operaciones en el país. Ágora Mall convocó a personas hasta los 40 años de edad para llevar sus curriculums y ser evaluados para unos presuntos 300 puestos de trabajo que estarán disponibles en poco menos de dos meses, entre ellos conserjes, supervisores, encargados de mantenimiento, encargados de seguridad, entre otras posiciones similares que usualmente pagan muy bajos salarios.

Lo acontecido el día de la convocatoria ha sido tema central en esta semana de periódicos y programas de opinión, pero no precisamente por el éxito de la actividad o sus resultados positivos, sino, lamentablemente, por las escenas penosas e indignas que ocurrieron ese día y por la triste realidad que se puso nueva vez de manifiesto: el desempleo en República Dominicana es una verdadera emergencia nacional.

Más de 10,000 personas asistieron al evento para tratar ansiosamente de conseguir un empleo, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 25 años de edad. Hicieron largas filas de muchas horas bajo el sol, soportaron calor excesivo, recibieron empujones, muchos hasta fueron arrollados en el medio de las estampidas que ocurrían cada vez que se abrían los portones, y encima de todo fueron tratados de forma infrahumana por abusadores agentes de la Policía Nacional cuyos atropellos y agresiones físicas injustificadas hasta con mujeres quedaron registradas en videos caseros que han sido difundidos en la televisión nacional (a pesar de esto, como era de esperarse, el jefe de la Policía Nacional, mayor general Polanco Gómez, no ha tomado medida alguna para sancionar a los agentes que claramente violaron la ley al maltratar de forma cruel y agresiva a tantas personas).

Entre estas personas hubo algunas que tuvieron que ser trasladadas a hospitales por desmayos y agotamiento extremo, otras cuyos atuendos fueron desgarrados y algunas que hasta perdieron sus zapatos en el proceso. Pero ni todas estas cosas, ni los abusos policiales, ni las pocas probabilidades de efectivamente conseguir el empleo anhelado, fueron disuasivos suficientes para que desistieran de su esfuerzo, porque, como bien dijo uno de los solicitantes: “Estamos desesperados porque necesitamos recursos para alimentar a nuestros hijos, y aquí no hay trabajo”. Esto confirma que debería ser una prioridad gubernamental mejorar la oferta de trabajo y dinamizar el empleo en nuestro país. Lamentablemente, esa parte tan real y palpable de la necesidad dominicana no se ve desde el helicóptero del cual el presidente Leonel Fernández observa un “Nueva York chiquito”.

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