Una idea interesante

El ex fiscal del Distrito Nacional y miembro del Tribunal Superior Electoral, José Manuel Hernández Peguero, propone una interesante idea: La creación del Ministerio de Seguridad Ciudadana, para liderar la política criminal del Estado, que es…

El ex fiscal del Distrito Nacional y miembro del Tribunal Superior Electoral, José Manuel Hernández Peguero, propone una interesante idea: La creación del Ministerio de Seguridad Ciudadana, para liderar la política criminal del Estado, que es una facultad del Ministerio Público, por ley. La idea merece ponderación y estudio, toda vez que habría que hacer importantes cambios en la legislación vigente.

Según el ex fiscal, se crearía un Ministerio de Seguridad Ciudadana para sustituir al Ministerio de Interior y Policía, mientras que “el Ministerio Público se circunscribiría única y exclusivamente a la persecución y obtención de la debida sanción de los infractores de las leyes”.

En una conversación con el periodista Federico Méndez, en su programa Esferas de Poder, Hernández dijo que el país necesita transformación para garantizar la seguridad ciudadana.

El momento que vivimos es una prueba palpable de que hay que ir más allá. En medio de la espiral de violencia, la nueva jefatura policial, sólo por citar un ejemplo, ha respondido con un paquete de acciones, un llamado “Plan de Acción Conjunto Coordinado”, que no es más allá que una intensificación del patrullaje.

Ya hemos hablado de lo que se hace, del 911 y demás. Pero el Gobierno debe entender que hay que dar un salto para afrontar la criminalidad. Por un lado, la acción preventiva y represiva, la tecnificación, la reforma real de la Policía y la comprensión de que la delincuencia organizada es parte de un fenómeno global que impacta el drama social dominicano.

Se sabe que el pueblo quiere acciones. Movido por esa realidad, el poder reacciona, y se lanzan operativos efectistas. Pero hay que producir cambios en la concepción de la persecución del crimen y en el abordaje de la desigualdad social.

Nada más hay que ver el trabajo de María Teresa Morel, hoy en este diario, para entender que el problema tiene un gran calado en nuestra sociedad, con matices peligrosos para la convivencia pacífica. l

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