Una jornada cívica

Las elecciones nacionales ordinarias, celebradas el pasado domingo 20 de mayo del 2012, constituyeron una ejemplar jornada cívica, donde se manifestó nuevamente el compromiso del pueblo dominicano con el sistema democrático.

Las elecciones nacionales ordinarias, celebradas el pasado domingo 20 de mayo del 2012, constituyeron una ejemplar jornada cívica, donde se manifestó nuevamente el compromiso del pueblo dominicano con el sistema democrático.De un padrón de electores constituido por 6,502,968 ciudadanos/as, comparecieron a votar más de cuatro millones y medio, es decir, alrededor del 70% de los inscritos; lo cual coloca a la República Dominicana como uno de los países de más alta tasa de participación política de América Latina. Esos dominicanos y dominicanas ejercieron el sufragio desde tempranas horas del día, en orden,  de manera pacífica y desafiando una lluvia pertinaz. El escaso número de votos nulos, menos de un 1%, demuestra también que la ciudadanía sabe cómo marcar la boleta sin anular su voto.

Como complemento de esta activa participación ciudadana, tenemos la labor de más de 72,000 voluntarios que integraron los colegios electorales. Desde las 5:00 de la mañana, los hombres y mujeres que formaban parte del personal encargado de la organización y escrutinio de los votos, llegaron con valijas, urnas y casetas de votación a ocupar los espacios dentro de cada recinto donde se recibiría a la población votante. Junto a estos voluntarios, en todos los colegios, también estaban los delegados de los partidos políticos, que jugaron un activo rol para garantizar la pureza del sufragio. En muchos recintos electorales, observadores nacionales e internacionales eran fieles testigos de esta fiesta de la democracia dominicana.

Podemos decir que el engranaje electoral fue casi perfecto: todos los colegios instalados, tanto en el territorio nacional como en el exterior,  una votación fluida que los electores realizaban en menos de dos minutos y los equipos de transmisión prestos a recibir las actas para enviar su veredicto a los centros de cómputos de la JCE, los partidos políticos y los medios de comunicación.

Así sucedió. Desde el boletín cero, transmitido puntualmente a las seis de la tarde, el sistema de cómputos comenzó a alimentarse con las actas que venían de los diferentes recintos electorales y que comenzaron a aparecer en las pantallas televisivas. Luego, empezaron a divulgarse los boletines electorales de cada municipio, hasta el esperado primer boletín nacional que, tal como la JCE lo había prometido, se ofreció al país antes de las nueve de la noche y con un nivel de representación nacional suficiente para que los primeros resultados indicaran la tendencia general de los comicios. Esos primeros porcentajes fueron prácticamente los mismos que tendría el boletín final provisional que abarcó prácticamente la totalidad de los colegios electorales y que fue precedido de una información electoral constante e ininterrumpida.

Concluido el proceso, cabe apelar a que la madurez mostrada por el pueblo dominicano en esta histórica jornada cívica, sirva de ejemplo a los diferentes partidos políticos, no solamente para mostrar humildad en la victoria y dignidad en la derrota, sino también para impulsar las necesarias medidas que requiere el desarrollo de nuestro sistema electoral, para hacerlo cada vez más plural y equitativo.

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