Una noche con Joan Manuel Serrat

A veces se recurre a los clichés, pero es que, necesariamente, no hay una forma mejor para referirse a Joan Manuel Serrat: “es un artista para todos los tiempos”.

Una noche con Joan Manuel Serrat

A veces se recurre a los clichés, pero es que, necesariamente, no hay una forma mejor para referirse a Joan Manuel Serrat: “es un artista para todos los tiempos”.Ocho y media de la noche, empieza a salir el conjunto de músicos…

A veces se recurre a los clichés, pero es que, necesariamente, no hay una forma mejor para referirse a Joan Manuel Serrat: “es un artista para todos los tiempos”.Ocho y media de la noche, empieza a salir el conjunto de músicos previo a Serrat. En el teclado Josep Mas; en la batería Vicente Climent; en la guitarra David Palau; en el piano Ricardo Miralles y en el bajo y el contrabajo Raui Ferrer, quienes se lucieron, a pesar de que estuvimos en presencia de un matiz dinámico suave en una ejecución instrumental con particularidades en la intensidad del sonido en crescendo y decrescendo, esto último de forma muy moderada.

Muchos atribuyeron este manejo en la dinámica a la situación que ha generado la ubicación del anfiteatro en un área residencial, lo que también haya incidido en la duración del concierto, pues todos los presentes nos quedamos con el deseo de seguir escuchando a Serrat, quien este 2015 celebra sus 50 años en la música, luego de que se presentara por vez primera en 1965 en el programa Radioscope de Salvador Escamilla en Radio Barcelona.

Así que entre anécdotas, ironía, risas, aplausos y una euforia incontrolable por parte de los espectadores, el artista compartió varios de sus éxitos, dejando para el final la interpretación de piezas que lo han situado como el preferido de muchos. Tal es el caso de “Lucía” o “Caminante”.

Sin embargo, muchos esperaban otros éxitos en el repertorio como “Penélope”, aunque en un interregno Serrat expuso de forma simpática que al público que pidiera lo que quisiera que él haría como los políticos: haría lo que mejor le pareciera. De modo que iba a cantar lo que tenía previsto. En el concierto llamó mucho la atención que Serrat se refiriera a la región de Aragón, pues pocas veces esto encuentra eco entre los embajadores españoles de buena voluntad.

No obstante, con Serrat tiene a uno de sus más fieles promotores. En principio atribuimos esta relación a un momento de la historia de España, en que Cataluña, región a la que pertenece Serrat fuera una comunidad asociada al Reino de Aragón, pero lo cierto es que una parte del corazón del artista pertenece a Zaragoza, porque su madre es de allí, esto pudiera justificar en parte que constantemente referencia a Aragón durante el concierto.

Ahora bien, como máximo exponente de la canción catalana, no faltó en el repertorio su famosa “Ara que tinc vint anys”, lo que se traduce como “Ahora que tengo veinte años”; pero antes de interpretar este éxito que dicho sea de paso titula su segundo EP, comentó de forma sinigual la configuración de este título y su posterior variación. Y, aunque no muchos comprendieron el rejuego que Serrat logró con su “Ara que tinc vint anys”, porque para ello habría que advertir las riquezas de la lengua catalana, lo cierto es que cuando le pareció impropio su “Ara que tinc vint anys”, porque ya no tenía 20 años, entonces decidió que sería “Fa vint anys que tinc vint anys” (Hace veinte años que tengo veinte años).

Pero el tiempo no se detiene, así que Serrat, que es de esos artistas que entiende que debe evolucionar e integrar nuevos aportes a lo que haces, fue sincero y realista, expresando que “Fa quaranta anys que tinc vint anys” (Hace 40 años que tengo 20 años). Lo demás es historia, porque, sin lugar a duda, se trata de un artista que está consciente que se debe a su público y así lo demostró cuando habiendo concluido el concierto regresó para, entre otras piezas, cerrar con su “Fiesta”. En líneas generales hay que destacar que se trató de un gran espectáculo que se anota la producción de César Suárez Pizano al promover la celebración a casa llena de los 50 años de Serrat con su gira Antología desordenada.

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A veces se recurre a los clichés, pero es que, necesariamente, no hay una forma mejor para referirse a Joan Manuel Serrat: “es un artista para todos los tiempos”.Ocho y media de la noche, empieza a salir el conjunto de músicos previo a Serrat. En el teclado Josep Mas; en la batería Vicente Climent; en la guitarra David Palau; en el piano Ricardo Miralles y en el bajo y el contrabajo Raui Ferrer, quienes se lucieron, a pesar de que estuvimos en presencia de un matiz dinámico suave en una ejecución instrumental con particularidades en la intensidad del sonido en crescendo y decrescendo, esto último de forma muy moderada.

Muchos atribuyeron este manejo en la dinámica a la situación que ha generado la ubicación del anfiteatro en un área residencial, lo que también haya incidido en la duración del concierto, pues todos los presentes nos quedamos con el deseo de seguir escuchando a Serrat, quien este 2015 celebra sus 50 años en la música, luego de que se presentara por vez primera en 1965 en el programa Radioscope de Salvador Escamilla en Radio Barcelona.

Así que entre anécdotas, ironía, risas, aplausos y una euforia incontrolable por parte de los espectadores, el artista compartió varios de sus éxitos, dejando para el final la interpretación de piezas que lo han situado como el preferido de muchos. Tal es el caso de “Lucía” o “Caminante”. 

Sin embargo, muchos esperaban otros éxitos en el repertorio como “Penélope”, aunque en un interregno Serrat expuso de forma simpática que al público que pidiera lo que quisiera que él haría como los políticos: haría lo que mejor le pareciera. De modo que iba a cantar lo que tenía previsto. En el concierto llamó mucho la atención que Serrat se refiriera a la región de Aragón, pues pocas veces esto encuentra eco entre los embajadores españoles de buena voluntad. 

No obstante, con Serrat tiene a uno de sus más fieles promotores. En principio atribuimos esta relación a un momento de la historia de España, en que Cataluña, región a la que pertenece Serrat fuera una comunidad asociada al Reino de Aragón, pero lo cierto es que una parte del corazón del artista pertenece a Zaragoza, porque su madre es de allí, esto pudiera justificar en parte que constantemente referencia a Aragón durante el concierto.

Ahora bien, como máximo exponente de la canción catalana, no faltó en el repertorio su famosa “Ara que tinc vint anys”, lo que se traduce como “Ahora que tengo veinte años”; pero antes de interpretar este éxito que dicho sea de paso titula su segundo EP, comentó de forma sinigual la configuración de este título y su posterior variación. Y, aunque no muchos comprendieron el rejuego que Serrat logró con su “Ara que tinc vint anys”, porque para ello habría que advertir las riquezas de la lengua catalana, lo cierto es que cuando le pareció impropio su “Ara que tinc vint anys”, porque ya no tenía 20 años, entonces decidió que sería “Fa vint anys que tinc vint anys” (Hace veinte años que tengo veinte años). 

Pero el tiempo no se detiene, así que Serrat, que es de esos artistas que entiende que debe evolucionar e integrar nuevos aportes a lo que haces, fue sincero y realista, expresando que “Fa quaranta anys que tinc vint anys” (Hace 40 años que tengo 20 años). Lo demás es historia, porque, sin lugar a duda, se trata de un artista que está consciente que se debe a su público y así lo demostró cuando habiendo concluido el concierto regresó para, entre otras piezas, cerrar con su “Fiesta”. En líneas generales hay que destacar que se trató de un gran espectáculo que se anota la producción de César Suárez Pizano al promover la celebración a casa llena de los 50 años de Serrat con su gira Antología desordenada.

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