Valle Nuevo, la Encíclica y los sacerdotes

La Encíclica Laudato Si, escrita por el Papa Francisco, dice claramente que “el agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas”, mensaje con el…

La Encíclica Laudato Si, escrita por el Papa Francisco, dice claramente que “el agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas”, mensaje con el cual el máximo líder de la Iglesia Católica coincide hoy con aquella correcta filosofía de protección ambiental de las fuentes primarias de agua que ha sido puesta en práctica durante las últimas décadas, y sobre la cual desde el año 1983 la zona de altas montañas de Valle Nuevo fue convertida en área protegida para facilitar que el bosque nublado que crece de manera natural en la cordillera Central ayude a colectar parte importante del vapor de agua que acompaña a las nubes que transitan sobre la República Dominicana, y así garantizar que las cabeceras de los ríos Nizao, Grande, Las Cuevas, Tireo, Blanco y Yuna siempre tengan agua suficiente para abastecer a los acueductos, a los canales de riego y a todos los ciudadanos.

Se entendía que con esta Encíclica, orientada exclusivamente hacia la protección del medio ambiente, toda la comunidad católica mundial saldría a predicar un nuevo evangelio ambiental que nos conduciría hacia un mundo más sostenible, donde el urbanismo, la agricultura, la pecuaria, la minería, la industria y la hotelería antepusieran los aspectos ambientales por encima de los criterios comerciales para de esa forma lograr reducir la velocidad con la que deterioramos la calidad del agua y la calidad del aire, sin embargo, no parece ser así, porque hemos visto en la prensa escrita que un sacerdote católico de Constanza ha dicho que allí “correrá la sangre” si las autoridades no hablan con los campesinos que durante muchos años han invadido los terrenos del Parque Nacional de Valle Nuevo, y a quienes el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales dio un plazo de 120 días para que abandonen esos terrenos que fueron protegidos por su vocación forestal y para que se reubiquen en otros lugares donde puedan desarrollar sus labores agrícolas sin entrar en conflictos con las áreas protegidas.

Es de suponer que ese sacerdote no ha leído la Encíclica ambiental escrita por Francisco, y si la leyó no le ha dado la debida importancia, lo cual preocupa a todos los cristianos que entendíamos que los sacerdotes son mensajeros de paz, pero nunca mensajeros de guerra, y que después de publicada esa Encíclica, la cual es la primera con un texto exclusivamente ambiental, todos los sacerdotes se convertirían en voceros de la misma y en guardianes a cargo de la protección ambiental, pero, por lo visto, en la Iglesia Católica cada sacerdote tiene su propia Encíclica, su propia interpretación de los Evangelios, y usa su propio estilo verbal para transmitir el mensaje social, estando claro que algunos sacerdotes se sienten en libertad de contravenir las leyes ambientales y contradecir el mensaje papal expresado en la Encíclica Laudato Si, sin que la Conferencia del Episcopado Dominicano intervenga para poner las cosas en su justo lugar.

Llama a la atención el hecho de que cuando apenas falta un mes para el vencimiento del plazo de 120 días otorgado por el Ministerio de Ambiente a los agricultores y productores de Valle Nuevo, se dé a conocer que uno de los sacerdotes de Constanza haya dicho que “a nadie lo van a sacar de ahí si no hay diálogo”, y la verdad es que cuando durante muchos años se ha estado violando libremente la Ley de Áreas Protegidas 202-04, y la Ley Ambiental 64-00, el único diálogo posible es aquel donde los violadores de las leyes ambientales pidan disculpas a las autoridades y a la sociedad por todos los daños ambientales que han ocasionado a los bosques y a las aguas de Valle Nuevo y donde también se comprometan a reforestar, con sus propios recursos económicos, los bosques que eliminaron para sembrar vegetales, pues cuando usted llega hoy día a Valle Nuevo y ve que todas las montañas han sido salvajemente deforestadas para convertir las escarpadas laderas en zonas productoras de frutas y vegetales, tiene usted que llegar a la conclusión de que para algunos sectores la protección del medio ambiente es una prédica que dista mucho de su práctica.

Afortunadamente, el ministro de Medio Ambiente ha sido claro cada vez que ha sido convocado a alguna reunión para plantearle un “diálogo” que simplemente busca posponer indefinidamente la depredación del parque nacional de Valle Nuevo, y ha expresado que el diálogo no puede estar ni remotamente condicionado a la posposición de la salida de los agricultores que cultivan la tierra de manera ilegal dentro de un parque nacional, añadiendo ahora que a partir del 20 de enero no sacarán a nadie de Valle Nuevo, sino que no se permitirá la entrada de nada ni de nadie que pretenda seguir destruyendo ese valioso recurso natural que está categorizado como parque nacional. Después del 20 de enero no habrá agricultura en Valle Nuevo.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas