Vasijas

Las cargas que hemos de llevar no deben ser inducidas por nuestro entorno. El creador nos diseñó para contener su gloria. Tenemos su esencia. Aunque frágiles, lo mejor de nosotros reposa en lo mas íntimo de nuestro ser. Como vasijas de barro,…

Las cargas que hemos de llevar no deben ser inducidas por nuestro entorno. El creador nos diseñó para contener su gloria. Tenemos su esencia. Aunque frágiles, lo mejor de nosotros reposa en lo mas íntimo de nuestro ser. Como vasijas de barro, somos moldeados por sus cuidados y caricias, mojados por las aguas de su Espíritu, quien deshace lo reseco de nuestro carácter; zonas ásperas del alma, que toque a toque sus manos restauran mientras la rueda gira… Sus manos, su calor, su protección, su mirada, su pensamiento resbalando entre profundas líneas de un diseño que sus dedos abrazan, resaltando con tierna pericia cada rasgo de nuestra personalidad, estableciendo su identidad en cada línea. Extraños surcos sublimes y fuertes, gloriosa obra humana y divina, presente y eterna.

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