Vencer las dificultades

A veces, cuando termina el día y te sientes con las fuerzas agotadas crees que has llegado al final. Unas veces el cansancio físico no supera el agotamiento del alma. Las duras jornadas de trabajo de cada día van creando en ti una especie de cansancio&

Vencer las dificultades

A veces, cuando termina el día y te sientes con las fuerzas agotadas crees que has llegado al final. Unas veces el cansancio físico no supera el agotamiento del alma. Las duras jornadas de trabajo de cada día van creando en ti una especie de cansancio&

A veces, cuando termina el día y te sientes con las fuerzas agotadas crees que has llegado al final. Unas veces el cansancio físico no supera el agotamiento del alma. Las duras jornadas de trabajo de cada día van creando en ti una especie de cansancio espiritual que a veces te tienta a la ociosidad, a la vagancia.

Sobre todo cuando pasan los años y no ves el resultado de tu esfuerzo. Otras veces comienza a cuestionar si has tomado el rumbo correcto y si ha valido la pena el tramo recorrido. Entrecruzas todas esas opciones que tuviste en el pasado y que fueron desdeñadas por distintos motivos. Unas veces por circunstancias adversas y otras porque las ilusiones eran mayores. Son esos momentos los que sin proponértelos te transportan a los tiempos de los sueños propios de la niñez o la adolescencia. De esa etapa en la que junto a tus más cercanos amigos se armaban las tertulias en los parques y los patios, tratando de definir cuál será tu futuro y qué harías cuando “seas grande”. Las reflexiones y los recuerdos te llevan a pensar en lo grande que es el fardo que te has tocado.

Pero que va, cuando cae la noche y puedes dormir con tu conciencia tranquila y ayudado por la fatiga de la labor realizada, logras despertar en la mañana con la mente liberada.

De nuevo el reto del día que acaba de nacer y los desafíos que te puede traer. Y resurge la esperanza, las ganas de vivir. El fortalecimiento de tu convicción de que nada es fácil. Que todo lo que te propones alcanzar amerita de un gran esfuerzo y que la vida te ha sido concedida para que venzas los obstáculos. Para que te sacudas y venza la pesadumbre que generan las dificultades.

Este día de hoy, tal cual otro, es motivo para tratar de alcanzar esas quimeras, que a veces parecen alejarse y que de manera egoísta tratan de bloquearte. Porque nada es fácil es momento de sacudirse, pensar en las grandes posibilidades que tienes de triunfar junto a los tuyos y junto a tu país. Para ello cuenta con el apoyo de tu familia, de tus compañeros de trabajo, de tus amigos y de toda persona de buena voluntad, que, al igual que tú, saben que nada es fácil y que todo se puede cuando se lucha y se persevera.

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A veces, cuando termina el día y te sientes con las fuerzas agotadas crees que has llegado al final. Unas veces el cansancio físico no supera el agotamiento del alma. Las duras jornadas de trabajo de cada día van creando en ti una especie de cansancio espiritual que a veces te tienta  a la ociosidad, a la vagancia.
Sobre todo cuando pasan los años y no ves el resultado de tu esfuerzo. Otras veces comienza a cuestionar si has tomado el rumbo correcto y si ha valido la pena el tramo recorrido. Entrecruzas todas esas opciones que tuviste en el pasado y que fueron desdeñadas por distintos motivos. Unas veces por circunstancias adversas y otras porque las ilusiones eran mayores. Son esos momentos los que sin proponértelos te transporta a los tiempos de los sueños propios de la niñez o la adolescencia.  De esa etapa en la que junto a tus más cercanos amigos se armaban las tertulias en los parques y los patios tratando de definir cuál será tu futuro y qué harías cuando “seas grande”. Las reflexiones y los recuerdos te llevan a pensar en lo grande que es el fardo que te has tocado.

Pero qué va, cuando cae la noche y puedes dormir con tu conciencia tranquila y ayudado por la fatiga de la labor realizada, logras despertar en la mañana con la mente liberada.

De nuevo el reto del día que acaba de nacer y  los desafíos que te puede traer. Y resurge la esperanza, las ganas de vivir. El fortalecimiento de tu convicción de que nada es fácil. Que todo lo que te propones alcanzar amerita de un gran esfuerzo y que la vida te ha sido concedida para que venzas los obstáculos. Para que te sacudas y venza la pesadumbre que generan las dificultades.

Este día de hoy, tal cual otro, es motivo para  tratar de alcanzar  esas quimeras, que a veces parecen alejarse y que  de manera egoísta tratan de bloquearte.

Porque nada es fácil es momento de sacudirse, pensar en las grandes posibilidades que tienes de triunfar junto a los tuyos y junto a tu país. Para ello cuenta con el apoyo de tu familia, de tus compañeros de trabajo, de tus amigos y de toda persona de buena voluntad, que, al igual que tú, saben que nada es fácil y que todo se puede cuando se lucha y se persevera.

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