Ver pornografía podría aumentar problemas de erección, según médicos

Las tecnologías digitales, sobre todo el uso del teléfono móvil o de la tableta, han propiciado un fácil acceso a contenidos audiovisuales eróticos y pornográficos procedentes de cualquier rincón del mundo; circunstancia sociocultural que puede llegar a convertirse en rutina para muchos hombres, incluso en una adicción, y acrecentar las probabilidades de padecer alguna disfunción sexual que afecte gravemente a las relaciones de pareja.

No hay estudios científicos que avalen todavía estas observaciones en las consultas médicas especializadas o de la psicología clínica, pero se pueden extraer algunos datos interesantes de la web ‘Pornohub’, donde se publicó en 2016 un listado de los veinte países que más visitaban sus contenidos pornográficos.

España ocupaba el puesto 13 de una clasificación que lideraban Estados Unidos, el gran consumidor de material porno, y Gran Bretaña, seguidos a cierta distancia por India, Canadá, Alemania, Francia, Australia, Italia, Brasil, México, Rusia y Japón.

“Por ejemplo, un 72% de los jóvenes españoles visionan vídeos pornográficos con frecuencia, lo que implica que en un futuro muy cercano aumentarán de forma significativa ciertas disfunciones sexuales como los problemas de erección, la eyaculación precoz o la falta de deseo sexual. La incidencia de estas patologías se observarán, igualmente, a nivel mundial”, indica el doctor José Benítez Molina, director médico de Boston Medical Group.

Pornografía en presente, rompecabezas de futuro

En este mismo sentido, y según un estudio publicado por la Universidad de Middlesex sobre una muestra de más de un millar de adolescentes, hasta un 53% de los chicos y un 39% de las chicas en el Reino Unido, de entre 11 y 16 años, “consideraron la pornografía en internet como un retrato realista del acto sexual“.

La investigación determinó que las imágenes y vídeos de contenido pornográfico “desensibilizan” a los adolescentes. Los chicos creen que la pornografía ofrece una visión realista de las relaciones sexuales y esto conduce en muchos casos a expectativas inapropiadas sobre las chicas y las mujeres, a veces no consensuadas y otras ejerciendo cierto nivel de violencia.

La inmediatez placentera que ofrece el consumo de sexo en internet impacta de lleno contra la realidad diaria.

“En los hombres se crean patrones sexuales que condicionan su comportamiento.  Cierto tipo de estímulos no se pueden recrear en las relaciones íntimas idealizadas y, al enfrentarse a la cruda realidad, sufren una gran decepción y pierden el interés por las relaciones de pareja, con la consiguiente falta de motivación y deseo”, dice el doctor Benítez.

“El cerebro termina por acostumbrarse a lo extraordinario -continúa- y no reacciona ante lo más normal o sencillo. Nuestro cerebro no es capaz de enviar la orden que consigue la erección y descienden los niveles de la dopamina -neurotransmisor clave en la función motora-; por tanto, la excitación y las erecciones serán cada vez más débiles, la antesala de la disfunción eréctil”.

“Además, es altamente probable que muchos de estos adolescentes, jóvenes y hombres maduros se masturben viendo pornografía y lo hagan de manera apresurada, queriendo lograr un orgasmo cuanto antes. Este hábito, al producirse de forma continuada, adiestra de forma velada al organismo y, con el tiempo, aparece la eyaculación precoz”, subraya.

Para solucionar este problema debemos cortar el vínculo digital con la videopornográfía o cualquier otro tipo de material gráfico que altere nuestro equilibrio cerebral.

“Hay que abandonar esta costumbre insana y buscar la ayuda de un especialista en salud sexual del varón. Los síntomas, como la falta de erección del pene o la eyaculación precoz, también pueden estar relacionados con otras patologías del aparato reproductor masculino o ser señales de alarma de otras enfermedades, como la hipertensión, la diabetes o el colesterol“, concluye el doctor José Benítez.

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