La vergonzosa sede del TC

La reforma de la carta sustantiva de 2010 dejó varias instituciones. Una de ellas, el Tribunal Constitucional, que le ha correspondido, y le corresponde, jugar un papel esencial, tan fundamental como la misma Constitución de la República.

La reforma de la carta sustantiva de 2010 dejó varias instituciones. Una de ellas, el Tribunal Constitucional, que le ha correspondido, y le corresponde, jugar un papel esencial, tan fundamental como la misma Constitución de la República.Pese a su importante misión que es de “garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los derechos fundamentales”, no ha recibido el acompañamiento mínimo para que sus más elevadas autoridades desempeñen sus deberes y obligaciones en un ambiente decoroso.

Al más alto tribunal del país, cuyas decisiones son definitivas e irrevocables y constituyen precedentes vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del Estado, que tiene autonomía administrativa y presupuestaria, lo tienen no de rodillas, porque eso no es posible, pero en un cuasi estado de humillación por los espacios en que labora.

Digamos que para los dominicanos “eso no es nada”, que ellos son simples jueces, que “cojan lucha”. Total, “no se han fajado haciendo campaña”. Pero para sus pares de otros países ¿qué idea se formarán, más que de nuestro tribunal constitucional, de las demás autoridades que les deben servir de soporte? ¿Qué pensarán del pueblo dominicano? Quizás dirán: Es que no se lo merecen. Ese tribunal es un lujo. ¿Por qué incluyeron un órgano semejante en la Constitución?

Hablamos de las condiciones físicas en que opera, trabaja e institucionaliza el Tribunal Constitucional. No tiene donde sesionar. Por fortuna, para salvar su imagen, recibe la gracia y la atención de la Suprema Corte de Justicia que le presta su augusta sala donde efectúa sus audiencias.

Pero trabajan ordinariamente en cuartuchos. Se reúnen, algunos de pie, en un saloncito donde se apretujan sus trece miembros. Literalmente, no caben trece sillas.

Eso no puede ser. Habla muy mal de quienes manejan el Presupuesto Nacional y deciden los gastos de la República.

El Constitucional merece otro trato. Presidente Danilo Medina Sánchez: termine de habilitarle un edificio al Tribunal Constitucional.

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