Viajar en yola

Viajar en yola hacia un destino relativamente lejano como Puerto Rico es una aventura. Quienes lo hacen como proyecto de vida (puede ser un pasaporte…

Viajar en yola hacia un destino relativamente lejano como Puerto Rico es una aventura. Quienes lo hacen como proyecto de vida (puede ser un pasaporte a la muerte), aprovechan este período del año, cuando el picante mar Caribe se torna suave.

Quienes se aventuran no reparan en nada. Están decididos. Dirán: -Pero en tiempos más remotos, cuando no había celulares, combustibles ni pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda, que alcanzan velocidades considerables, los taínos viajaban de una isla a otra.

Aquellos viajes no eran deportivos ni investigativos. Pero se producían esos movimientos y quizás “intercambios” que no alcanzamos a imaginar. No había problemas de desempleo, ni drogas peligrosas que transportar. No había una Marina de Guerra ni una Guardia Costera. Los viajes eran libres y se podía llegar hasta donde lo permitieran las rústicas embarcaciones.

Puerto Rico sigue siendo una fruta golosa, pese a que allá hay tantos o más problemas que aquí. Los dominicanos confrontan desempleo, discriminación. El viaje mismo entra en conflicto con las leyes y el viajero es un ilegal.

Las expectativas se han ensanchado, apetito de “progreso” personal a cualquier precio y por una vía que se presume fácil. Ciertamente, las oportunidades nacionales son escasas y las iniquidades empujan a la aventura.

No valen las campañas de disuasión. La gente seguirá recurriendo al mar, en una búsqueda que ya no es un sueño, tampoco es simplemente un empleo. Campea un espíritu emigrante, aventurero.

Todas las salidas por el ancho mar no pueden ser controladas, es verdad, pero también es perceptible que la complicidad es parte de las “facilidades” que capitanes y viajeros tienen al alcance.

Esta vez no vamos a censurar a la Marina de Guerra. Como siempre deploramos a las víctimas. Sólo nos limitamos a recordar que un viaje en yola a Puerto Rico no es el mejor camino. Y la mayoría lo sabe.

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