Los dos principales candidatos a la Presidencia para las elecciones del próximo 20 de mayo están tirados al medio de la calle buscando adhesiones donde menos pueda imaginarse el ciudadano común, aquí y en el exterior, lo que evidencia que ambos saben de la importancia tanto del votante de la gleba como del de alcurnia.
En resumen, saben que el de uno y otro es un sufragio que aúna por igual a las posibilidades de triunfo, aunque de la boca pa’ fuera ellos (los candidatos), sus jefes de campaña y voceros luzcan tan triunfalistas que asombran. Los números que les aportan, a uno y otro bando, las encuestas en base a las cuales asesores y consultores trabajan la estrategia de cada cual, están enviando un mensaje directo de que el trabajo de captación de adhesiones no se puede detener. Y en la medida que se acercan los comicios, sube el tono de los discursos. Nada de expectativas de cambio…
Más adhesiones
En la conquista de figuras, los equipos de campaña lucen que están en un ejercicio sin fin de “tú me tiras a mí las cajas y yo te tiro los cajones”. Por un lado, el presidente Hipólito Mejía creía ayer que “se la estaba comiendo” oficializando lo que ya todo el país conocía: el respaldo de Amable Aristy Castro a su candidatura; y levantando la mano en la misma onda y señal al inefable Juan Hubieres (un chusco comentaba que “si lo compran por lo que él dice que vale y lo venden por lo que cuesta en verdad, el resultado da pérdida”).
Y por el otro, Danilo Medina por Santiago hacía público haberse atraído al emblemático reformista Aney Muñoz, un hombre del lobby familiar del presidente Joaquín Balaguer; a su hija Petruska, que fue la vicealcaldesa de José Enrique Sued (a quien enfrentó hasta la saciedad por razones éticas); y a mi amigo Papín Domínguez, desde el litoral perredeísta. Me dicen que de la de los 30 Caballeros viene la de un emblemático exgobernador y una adhesión a Danilo que de tan esperada será como la de Amable con Hipólito: sabida de antemano. ¡Aaaayyy..!
