En una lectura visual de la pieza “Anacaona” (2015) realizada por la artista ViviKieffer, nos percatamos de que la misma pasa a ser una alegoría al valor de la reina taína del mismo nombre, a su fuerza como mujer y como defensora de los de su clase. La obra en sí parece emerger del mar Caribe y se erige cual monumento dorado en una exaltación de belleza y movimiento que hasta cierto punto; hipnotiza la mirada, permitiendo que se aprecie un proceso de alquimia en la composición para dar cabida a una estructura en ámbar que deviene en homenaje a la figura femenina.
Es claro que el personaje de Anacaona ha inspirado a varios artistas, tanto nacionales como extranjeros. Sin embargo, en el caso concreto de la obra que recrea la Kieffer se percibe una nueva concepción, algo abstracta, que se alimenta de los orígenes de la cultura taína y trasciende más allá de nuestros días. Pareciera que la artista ha procurado proyectar en el tiempo el legado de la reina del Cacicazgo de Jaragua, para que las futuras generaciones no pierdan la visión de su pasado aborigen y de las riquezas que habitan en sus tradiciones.
El carácter aguerrido, el dinamismo y la vitalidad de la reina Anacaona priman en la obra de la Kieffer, sobre todo cuando el espectador tiene la oportunidad no sólo de apreciar la pieza per se, sino también de adentrarse en ella a través del vídeo desarrollado a partir de las capas de la composición intitulado “Génesis”, el cual se complementa con la música “Fantasy”, The Beatsuite, imágenes del mar y paisajes de varias locaciones, entre ellas, de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, que se empezó a construir al tiempo de que el gobernador de la Española, Nicolás de Ovando, condenara a Anacaona a la horca. De modo que la reminiscencia de la reina taína que hace la Kieffer, de cierta forma expresa que los ideales de esta mujer y de su civilización han logrado trascender para permanecer así en la memoria colectiva.
