Vivir de vender muebles

Santiago. En los 30 kilómetros que separan a Santiago de La Vega, la industria del mueble se ha convertido en la gran sobreviviente de las carreteras y cada vez son más los talleres instalados con una mano de obra directa que emplea a tres mil obreros.

Santiago. En los 30 kilómetros que separan a Santiago de La Vega, la industria del mueble se ha convertido en la gran sobreviviente de las carreteras y cada vez son más los talleres instalados con una mano de obra directa que emplea a tres mil obreros.

Aunque carecen de una asociación que los agrupe, los 130 negocios que operan en toda la autopista Duarte, según sus propietarios, han venido a sustituir el empleo que brindaban las empresas de zona franca.

Solo en la entrada  de la comunidad La Sabanita, en Burende, La Vega, en los últimos años se han instalado 90 talleres con personal que proviene desde Moca, Santiago y Santo Domingo. Los más grandes, como Monegro y  A&P, propiedad de los hermanos Abel y González, emplean cada uno entre 250 y 300 obreros.

Su crecimiento contrasta con los negocios de artesanía, los que comienzan a desaparecer y solo 12 han logrado sobrevivir. Fernando Guzmán, propietario de El Parador del Mueble, instalado a escasa distancia de la entrada al Aeropuerto Internacional Cibao, resalta el auge en la demanda de muebles de mimbre, aunque reconoce que en la actualidad la crisis económica afecta esos negocios y que muchos han tenido que despedir a parte del personal.

Ingenio. “En estos negocios los tiempos buenos son las madres (El Día de las Madres) y las navidades, ahora estamos en tiempos flojos”, refiere Guzmán. Estima que al menos cinco mil pueden vivir de forma indirecta del mueble, pues también están los que venden colchas para las confecciones, maderas y el hierro.

El Parador del Mueble tenía cuatro años que no trabajaba en madera, pero con la decadencia de los que demandaban confecciones en hierro, tuvieron que dar el paso hacia la fibra de vidrio y aluminio.

Algunos de los negocios de artesanía ofertan desde pilones para majar café o maíz hasta aparejos para burros o caballos, objetos que solo se pueden encontrar en estos lugares, tenidos como especies de reliquias.

Dureza. Elena Estrella tiene 20 años con el negocio de venta de todo tipo de productos de artesanía que incluye hasta aves. La caída de las ventas la ha llevado a pensar en la posibilidad del cierre por falta de clientes. “Esto está durísimo, aquí solo están viviendo los grandes, los demás nos estamos tragando un cable”.

Para José Lizardo, administrador de Muebles Valdés, que opera en  La Sabanita, la industria ha crecido y esto es un aliento ante la necesidad de generar empleos.  Asegura que la calidad juega un papel importante en esta expansión del sector del mueble en La Vega.

Fortaleza de las microempresas

Muchas de las microempresas establecidas en menos dos kilómetros en la comunidad La Sabanita son el sostén de cientos de familias. Algunos, como el caso de Pedro Ventura, han logrado levantar una larga familia de cinco hijos trabajando como ebanista.

Cada mueblería tiene su propio taller para fábrica lo que definen como obras de arte.  Tan solo La Sabanita emplea aproximadamente mil 700 personas.

Una fábrica de colcha es la que surte la mayoría de establecimientos de esa zona. En ella laboran entre 55 y 60 empleados. Los que provienen de comunidades apartadas han optado por el alquiler de viviendas.

A ellos se suman los establecimientos comerciales como colmados y centros de diversión que comienzan a proliferar ante la bonanza del sector.

Los propietarios de las artesanías no pueden ser igual de optimistas, pues consideran que se hace necesario una mejoría de la economía que permita a los clientes adquirir esos productos, en su mayoría decorativos, que van desde muñecas en barro hasta tinajas, entre otras.

Valoración

Fernando Guzmán
Dueño de un negocio

“El negocio del mueble mueve tanto la economía que miles viven de esto de forma directa, al punto que ha desplazado otros sectores de la economía, aunque es muy voluble debido a que las ventas aumentan por temporadas. Ahora los padres están inmersos en adquirir los útiles escolares y por eso compran menos”.

José Lizardo
Administrador mueblería

“El crecimiento de la industria ha calado de tal forma que ha venido a superar los empleos  que ofrecían las empresas de zona franca. Muchas veces puedes ver que los trabajadores con que contamos provienen desde Santo Domingo y de otras zonas apartadas, porque ven una forma de empleo”.

Elena Estrella
Vendedora

“Contrario a los negocios de los muebles, nosotros los que vendemos artesanías o aves no podemos decir que nos va muy bien. Cada día son menos los que acuden a nosotros. Aunque llevo poco aquí como empleada, muchas veces pasan días sin que entre un turista, que son los que más vienen a estos establecimientos”.

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