Vladimir Putín

Con un tremendo zapatazo sobre el podio, igual que el de Nikita, Putín le ha desmontado todo el teatro a Obama sobre la locura del ataque a Siria. Lo ha dejado más chiquito que una hormiga al decirle: ¡Pero si tú eres Nobel de la Paz, no puedes armar una guerra! Ni en Irak, ni en Afganistán y mucho menos en Libia, hay más paz ahora porque lo que ocurrió fue una siembra de caos en luna nueva. En Egipto tampoco. Pero como Obama no es más que otro guiñol de los grandes magnates del comercio de armas y de los muchachos de la estrella de David, hace todas las morisquetas y musarañas para tratar de engañar a una población mundial que ya no cree en cuentos chinos, con sus vacas caídas del cielo convertidas en bombas que matan niños. Parece que quien habló no fue Putín, sino Vladimir.