Votar temprano

Es difícil superar algunas creencias. Más si estas fueron impuestas a sangre y fuego con resultados traumáticos. Casi siempre…

Es difícil superar algunas creencias. Más si estas fueron impuestas a sangre y fuego con resultados traumáticos. Casi siempre esas creencias cuando se extienden en el tiempo se convierten en mitos. Y muchos tienden a repetirlas como si fueran reales o definitivas.

Una de esas creencias con la que hemos tenido que convivir es aquella de que para  votar el día de las elecciones hay que  madrugar. Levantarse “tempranito”. Los más jóvenes no hurgan siquiera en por qué ese llamado vehemente de los partidos para que sus simpatizantes voten de primero en las elecciones.

Aún así se convierten en mensajeros de esta idea. No saben que esa es una herencia de aquellos tiempos nefastos en los que ir a votar era un desafío y el que votaba temprano salía de eso y se protegía de cualquier contingencia resguardándose en su casa después de ejercer su derecho al voto.

Recuerdo que en muchos pueblos, como en el municipio de Tamayo, la gente prefería no acostarse. En los parques y en los patios los vecinos entrada la medianoche comenzaban a cocinar, hacer té o hervir chocolate, para que no se le pase la hora. Sé de mucha gente que aunque las mesas de votaciones abrían a las seis, desde las cuatro de la mañana estaban en sus filas. Los más viejos llevaban sillas para “echar sus pavitas”. Amaban su voto y estaban dispuestos a lo que sea para votar, pero “había que hacerlo temprano porque nadie sabe lo que puede pasar”.

Total, en las mesas de votaciones nunca pasaba nada y los fanáticos armaban sus líos después. Hoy en día eso de votar temprano por lo que pueda pasar es sólo un mito. No es que hay que tener dejadez para ir a su colegio y votar por sus candidatos, pero eso de no dormir o echar un sueñito en la fila debe ser cosa del pasado. Ningún ciudadano debe ir a votar temprano por temor o medida de seguridad. A veces hay largas filas a primeras horas de la mañana y los votantes cogen gran lucha. Sin embargo, pasado el mediodía los miembros de los colegios están deseando que lleguen otros ciudadanos.

Votar temprano no es mala opción, pero los tiempos en que había que apresurarse pasaron de moda. Los colegios se abren a las seis de la mañana y se cierran a las seis de la tarde y la Junta Central Electoral le da la misma garantía al votante en horas de la mañana o en horas de la tarde. De modo que si a usted le gusta, vote temprano, pero sepa que a cualquier hora su derecho a elegir está garantizado.

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