Vuelta al aula

Después de algunos años fuera de las aulas universitarias, he retomado el desafiante rol de la docencia. Esta vuelta ha representado una renovación de la vida y de la vocación. Entrar en contacto con los retos que implica el día a…

Después de algunos años fuera de las aulas universitarias, he retomado el desafiante rol de la docencia. Esta vuelta ha representado una renovación de la vida y de la vocación.

Entrar en contacto con los retos que implica el día a día de una docencia de calidad -que obviamente es mi aspiración, después de una vida argumentando que no hay otra forma de hacer educación- me planteé la necesidad de actualización, validaciones con colegas, referentes en diversas áreas del conocimiento. Buscaba, no solo profundizar los saberes del área que impartiría, sino también identificar las formas más apropiadas de enseñarlos.

Trataba de determinar cómo estos muchachos podrían aprender más y mejor.
Digo muchachos porque ya sabía que tendría bajo mi responsabilidad un grupo joven de profesionales que cursa la Maestría de Dirección Estratégica de Recursos Humanos que lleva nuestra universidad en titulación dual con una universidad española.

Estos jóvenes, con diferentes perfiles profesionales, provienen de distintas universidades y están insertos en mercados laborales también muy diferentes. Dada la heterogeneidad del grupo, me propuse desde el inicio desarrollar un curso retador y enseñar para la diversidad. Hoy escribo una nota de agradecimiento a esos jóvenes profesionales, porque, definitivamente, fui quien más aprendió.

Intenté enseñar desde la cabeza, pero con el corazón, compartí lo mejor de mis conocimientos y experiencias de estos 30 años de ejercicio profesional y estos 20 años de ejercicio gerencial. ¡Qué generación más valiosa! ¡Cuántos mitos despejé! Quiero que estos párrafos sean una modesta reivindicación a esa imagen sesgada del joven facilista, desvinculado, indiferente, de los que algunos profesores se quejan diciendo que asisten a nuestras aulas solo buscando comprar como una mercancía más otro título universitario.

Es obvio, son jóvenes muy distintos a los que teníamos algunas décadas atrás. Su visión de la vida está permeada, como ha de esperarse, por un mundo hiperconectado, con unos referentes culturales ampliados, valores, lenguajes y tecnologías desde un contexto global que les impulsa hacia unas demandas distintas y hacia formas de aprendizajes nuevas.

Muchos de ellos ya son padres jóvenes, son proveedores importantes de su hogar, y están facultándose para ser mejores ciudadanos en este complejo entramado social, para ser más competitivos en sus organizaciones, conscientes que éstas requieren más que directivos, líderes transformacionales que puedan manejar las presiones, fusiones e incertidumbres a las que están expuestas en el mercado laboral actual.

Ellos no vienen buscando informaciones, ni datos estáticos que están por todas partes. Buscan conocimientos, pensamientos; generar con nosotros (los maestros de hoy) análisis, interpretaciones para la aplicación de esos conocimientos a la luz de nuestras experiencias y las suyas. Todo esto en un clima de respeto mutuo como debe darse el proceso de aprendizaje en cualquier nivel en que lo estemos ejerciendo.

Gracias a todos por lo que me permitieron aprender; por la alegría y la satisfacción que me regalaron… l

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