No importa qué tan grande sea el atleta, nunca estará por encima del juego. Por más que así se vea en un momento determinado, todo vuelve a su normalidad.
Álex Rodríguez es el ejemplo más reciente.
Luego de abrirse tantos frentes, como nación en guerra, ahora es todo un enviado de la paz, un conciliador natural que buscó la manera de cerrar las heridas con el nuevo comisionado, Rob Manfred, y con los Yanquis de Nueva York.
No me sorprende que en los próximos días sea todo un emisario del sosiego y continúe con pasos diametralmente opuestos a los que dio cuando puso demandas judiciales a un ritmo brutal.
Pero la realidad se impone al protocolo, a los deseos, y hace ver que el mundo no es como uno quiera que sea, sino que es como es.
Álex sabe que ya llegó a la etapa en la que rinde mucho más que lo que produce y cuando llegan esas horas, del menor brote de escándalo te enseñan la puerta de salida. Todo lo contrario a cuando se produce tanto como se rinde, que los equipos soportan a un nivel muy elevado porque eres parte importante del negocio.
Ya los Yanquis le quitaron la titularidad en la tercera y le advirtieron que debe demostrar que merece tiempo de juego como el designado de la escuadra. Ni hablar de que no se sienten a gusto con darle bonos por hazañas a un hombre que da esteroides por todos lados y que lejos de ser dócil, se envalentonó.
No me extrañaría que ahora trate de ser el mejor compañero del mundo, se disculpe a los cuatro vientos y hasta que vuelva a reunirse con la madre de sus hijas.
Por ahora no tiene los rangos señoriales de A-Rod. Es, nuevamente, Álex Rodríguez.
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Buena la postura de Johnny Cueto de salir al entrenamiento concentrado en su trabajo y no en extensión de contrato… Debe tener un gran año y el dinero llegará… Leo Messi ha vuelto por sus fueros… El argentino es de otra galaxia… El profesor Rolando Guante estuvo de cumpleaños el domingo… Ha sido un hermano de sabios consejos, sinceridad sin complacencia y, por encima de todo, amigo del amigo… Bendiciones para usted y los suyos.
