La clase gobernante y el INAP

El Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) tiene la misión de formar, capacitar, perfeccionar y actualizar a los empleados del Estado, así como a los ciudadanos que aspiren a ingresar al servicio público. La labor educativa de esta…

El Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) tiene la misión de formar, capacitar, perfeccionar y actualizar a los empleados del Estado, así como a los ciudadanos que aspiren a ingresar al servicio público. La labor educativa de esta entidad se concentra en los gerentes medios y empleados administrativos, pues los escasos recursos presupuestarios no alcanzan para incluir a la alta dirección.

Tampoco ofrece postgrados o maestrías con aval universitario, sino que sus seminarios, cursos y diplomados operan en la modalidad de educación continua.

El principal grupo objetivo al que se destina su oferta son los empleados públicos y no necesariamente tienen que estar en la carrera administrativa o contar con méritos académicos o profesionales específicos.

El ciudadano que no trabaja en el Estado, pero con vocación de adiestrarse para el servicio público tiene que optar por las universidades privadas o irse al extranjero. El sistema no está pensado para captar a los más aptos profesionales, brindarles capacitación, y luego incorporarlos al servicio civil. Ni a los mismos empleados públicos que cursan los módulos del INAP se les garantiza una promoción o mejora de sus términos laborales. Lo que sí ocurre es que beneficiarios de estos programas se pueden ir al sector privado y no hay consecuencias. Aunque, el Estado pierde la inversión en ese recurso humano.

¿Podemos verdaderamente hablar de una clase gobernante? ¿Sobre qué terreno y lenguaje común los actores del sistema político pueden lograr consensos trascendentes para el desarrollo del país? Ni siquiera se ha logrado pactar una ley que regule a los partidos. Es que quienes nos dirigen no pasaron por una escuela de gobierno estatal, y en su mayoría tampoco por una escuela política partidaria. La única formación común con la que cuentan quienes adoptan las altas decisiones es el bachillerato, conocidas las abismales diferencias de los centros educativos del país. La creación de la Escuela de Gobierno del Estado dominicano contribuiría a formar una clase gobernante. l

El autor estudió Comunicación Social y Ciencias Políticas. Se especializa en Asuntos Públicos en París, Francia.

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