Doctor Ulises Pérez Plácido

Este destacado profesor y médico nació en Puerto Plata en julio del 1925. De origen humilde, pasó por sacrificios para cursar sus estudios secundarios. Ingresó a la Universidad de Santo Domingo, en el 1945, y recibió su título de Doctor…

Este destacado profesor y médico nació en Puerto Plata en julio del 1925. De origen humilde, pasó por sacrificios para cursar sus estudios secundarios.
Ingresó a la Universidad de Santo Domingo, en el 1945, y recibió su título de Doctor en Medicina en el 1949. Desde el inicio de sus estudios de Medicina, tuvo como tutores y orientadores a dos eminencias de nuestra medicina, los Dres. Francisco Moscoso Puello y Heriberto Pieter. En esos tiempos el Hospital Padre Billini gozaba de un prestigio enorme, particularmente por la presencia de esos y otros maestros. Durante sus estudios fue practicante en el Hospital, y tras graduarse permaneció en la vida de ese hospital, ocupando los cargos de jefe del Servicio de Consulta Externa en el 1951, jefe del Servicio de Emergencia en el 1954, subdirector en el 1958 y director en el 1961. Pese a no realizar ningún estudio de especialización ulterior, el trabajar con Pieter y Moscoso Puello, creó en él una amplia gama de valores que conservó toda su vida: la compasión y dedicación al paciente, la vestimenta correcta para el ejercicio profesional y la manera de conducir el examen médico. Además de eso y según el testimonio de su hija, desde siempre tuvo grandes valores de honradez y rectitud que inculcó a su familia. En el 1949 tras graduarse de la Universidad, inició su carrera como docente impartiendo las materias de Miología y Embriología. Su extraordinaria habilidad como dibujante lo inclinaron a la embriología y fue el profesor destacado de esa materia en nuestro país en la década del 1950 al 1960. De hecho, todas las universidades que surgieron tras la muerte del dictador Trujillo, lo tuvieron como maestro. Se dedicó con ahínco al estudio de la Embriología utilizando los grandes textos de la época, y perfeccionó sus cátedras de una manera impresionante. Mis recuerdos como estudiante del Dr. Pérez Plácido son muchos, me impresionaba su facilidad para dibujar con las dos manos simultáneamente, utilizando tizas de diversos colores, dando así a los estudiantes la indicación de la separación de las diferentes estructuras del desarrollo embrionario. Pero además, los últimos minutos de la clase, decía “recapitulando”, y nos ofrecía un resumen de lo que ya había enseñado. Era tal el respeto a los dibujos del Dr. Pérez Plácido, que pese a que sus clases eran de las primeras de la mañana, ningún profesor borraba aquellos trazados en la pizarra, y era el propio profesor que las borraba en la siguiente clase.

Fue profesor por 64 años, sin faltar a clases, porque de acuerdo al relato de su hija Bruni, nunca se acostaba ante una gripe y era siempre modelo de responsabilidad. La Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, (UNPHU) le dedicó un aula, la 303, a la que puso su nombre.

Su ejercicio privado también fue ilustrativo de su carácter, se dedicó a la medicina general y en particular al tratamiento del asma, y ejerció con un alto sentido humano, cobrando a los pacientes lo que podían y siempre ofreciéndoles un trato digno y cercano. Su prestigio motivó que se le designara como Maestro de la Medicina, y la ovación de pie, que recibió por parte de la concurrencia fue una justa manifestación de gratitud a este gran ser humano, médico y profesor que permanece en el recuerdo de todos los que fuimos sus estudiantes.

El Dr. José Asilis Zaiter dijo sobre él: “Los años y la salud de este gran hombre, por demás humilde y siempre de pies, marcando un sin cesar, con precisión cronométrica, un ayer-hoy-y siempre dentro del salón de clases, nos obliga a reclamarlo como un Patrimonio Viviente de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña”.

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