Primer día de viaje voluntario de indocumentados salió con solo 4 pasajeros

El primer autobús de Migración salió de la capital con destino a la frontera a las 11:39 de la mañana. Jasmed Jean era uno de los cuatro indocumentados que voluntariamente se marcharon en este viaje con la asistencia del Gobierno.

El primer autobús de Migración salió de la capital con destino a la frontera a las 11:39 de la mañana. Jasmed Jean era uno de los cuatro indocumentados que voluntariamente se marcharon en este viaje con la asistencia del Gobierno. El hombre estaba desesperado. Lloraba, gritaba, abría los brazos al cielo como pidiendo algo y después de golpe se los llevaba a su cara y mojaba de lágrimas sus manos. Su angustia no era la salida repentina a Haití y dejar lo poco que, como cuenta él, consiguió trabajando. Esa angustia tuvo origen en un robo.

Antenoche a Jean le llevaron “todo” de su casa, tan literal que ni maletas cargaba en este viaje sin aparente retorno. “Si yo no tengo cuarto (dinero) para trabajar, para comer, para pagar mi casa, para comprar ropa ¿cómo es que voy a vivir aquí? Mejor cojo lucha en mi país, mejor vivo en las calles de mi país”, decía.

Mary Riobore, su hija de un año y su hermana adolescente (tenía unos meses en el país) eran las otras tres personas que ocupaban el bus, con capacidad para unas 50 personas que partió a Jimaní desde el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte de la capital. Ellas ya estaban siendo esperadas en Puerto Príncipe por su familia. La mujer, de 26 años, se encontraba serena como la bebé que cargaba en brazos. Su vida de migrante durante cinco años cupo en una sola maleta.

Mientras Mary narraba que en Puerto Príncipe tenía a sus padres, tíos y otros familiares, Jean se preguntaba quién le daría la bienvenida de vuelta a su tierra. La razón de su soledad está en aquél fatídico 12 de enero del 2010 en Haití, cuando el terremoto se llevó a toda su familia, incluyendo sus dos hijos y su mujer.

Son dos historias, similares si se habla de indocumentados, muy distinta cuando se decide conocer. Fueron ellos los primeros indocumentados que no pudieron acogerse al Plan Nacional de Regularización de Extranjeros y que decidieron, por voluntad propia, volver a su país con la asistencia del Gobierno que desde ayer dispuso de 15 autobuses para trasladar a los migrantes gratuitamente al punto más cercano dominicano que los devolverá a su país.

La medida estará en vigencia hasta el 6 de julio y los autobuses saldrán desde el Centro Olímpico, en la capital, y desde las gobernaciones de las provincias La Altagracia, San Pedro de Macorís, Santiago, Valverde, San Juan y Barahona en el interior del país.

Riobore ya no tiene que buscar aquí

“Aquí no hay trabajo y por eso yo me voy… Yo me fui a inscribir (al Plan de Regularización) pero hay mucha gente y me pedían RD$1,000 y RD$1,500. Con RD$1,000 me dijeron que podía entrar (a la oficina a registrarse) y entonces no me inscribí”, asegura.

La dama se dedicaba a vender el desayuno a los obreros de construcción en el sector Alma Rosa, Santo Domingo Este. “Ya me voy a mi país. No hay trabajo aquí porque yo vendía para los haitianos que construían y todos se han ido para allá (Haití). Entonces no puedo vender. ¿Por qué quedarme aquí?”, se cuestionaba.

Jean trabajaba en el Mercado Nuevo

Jean, de 31 años, vivía en la calle 42 de Capotillo y trabajaba en el Mercado Nuevo de Villas Agrícolas. Cuenta que compraba aguacates, plátanos y cerezas para venderlas en la calle.

Al detallar cómo fue el robo contó lo siguiente: “Cuando llegué de trabajar salí a comprar la cena y a la 1:00 de la madrugada un grupo de tígueres entró a mi casa y me llevaron todo… Me quitaron mi ropa, mi cuarto (unos RD$15 mil calcula él). No tengo ni uno, ni ropa. Quiero volver a mi país”.

La llegada al destino

En el viaje, los indocumentados estuvieron acompañados de un militar y de un inspector de la Dirección General de Migración. A las 5:00 de la tarde en la fortaleza El Rodeo de Jimaní, los cuatro viajeros fueron entregados a una delegación haitiana que los recibió con comida y agua. El inspector de Migración, Arlington Durán, dijo que Jean ya estaba bastante tranquilo y se despidió con un “yo no vuelvo para acá”.

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