¿Puntería presupuestaria o contabilidad conveniente?

El distinguido economista Dr. Pavel Isa, en un artículo publicado en la edición de elCaribe del pasado 23 del mes en curso, emitió diversos juicios sobre la ejecución y el resultado presupuestario correspondiente al 2015, que por respeto a la…

¿Puntería presupuestaria o contabilidad conveniente?

Recientemente, la Dirección General de Presupuesto (Digepres) dio a conocer las cifras del cierre fiscal del año pasado. Aunque la publicación ocurrió dentro de los límites legalmente establecidos, pasaron cerca de setenta días después del…

El distinguido economista Dr. Pavel Isa, en un artículo publicado en la edición de elCaribe del pasado 23 del mes en curso, emitió diversos juicios sobre la ejecución y el resultado presupuestario correspondiente al 2015, que por respeto a la labor que realizamos y al personal que nos acompaña en el cumplimiento de la misma, nos sentimos en el deber de refutar.

Tal como destaca el autor, durante el pasado año los supuestos macroeconómicos de crecimiento de la economía e inflación, así como los precios internacionales del petróleo, tuvieron desviaciones importantes respecto a las proyecciones que se asumieron originalmente para la formulación del presupuesto.

Como resultado, las recaudaciones fueron menores a las previstas en RD$17,851.5 millones, por efecto fundamentalmente de la disminución de los precios de los combustibles y los precios internacionales del oro. Esta disminución se hizo más severa a partir del mes de septiembre, lo que complicó el manejo del cumplimiento de la meta fiscal y exigió al Gobierno ejecutar, prácticamente en el último trimestre, un profundo recorte del gasto ascendente a RD$19,062 millones, como puede apreciarse en la tabla que acompaña este texto, para respetar los techos establecidos por el Congreso Nacional en la Ley de Presupuesto General del Estado.

Contraviniendo el más mínimo sentido de prudencia y de respeto por el trabajo profesional de sus pares, el autor insinúa en su artículo “Puntería presupuestaria o contabilidad conveniente”, la posibilidad de arreglos o acomodamientos contables para cumplir con la meta de déficit establecida en el Presupuesto General del Estado 2015. Deploramos que se efectúen cuestionamientos a la integridad profesional de los responsables de la ejecución y resultados del presupuesto, sin que haya el menor esfuerzo por justificar ese desatino. Rechazamos ese tipo de populismo mediático, que entendemos el autor por su sobrado y reconocido talento, no requiere.

Respetamos nuestro quehacer profesional, por lo que no podemos pasar por alto un cuestionamiento como el que se plantea en el artículo previamente citado. Justamente, contrario a lo que señala el Dr. Pavel Isa, el mérito de esta administración es haber cumplido con la meta de déficit fiscal no obstante todas las desviaciones de las principales variables macroeconómicas que sirvieron de referencia para la formulación del presupuesto, antes enunciadas. No es que decimos que dimos en el blanco, como se afirma en el artículo, es que nos sometemos al escrutinio de todos los interesados para demostrar la certeza y confiabilidad del dato reportado. La Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES) basa sus informaciones en un sistema contable suficientemente robusto para poder responder de manera satisfactoria este tipo de cuestionamiento.

En lo que respecta a las discrepancias entre las cifras suministradas por el Banco Central en su Informe Preliminar de la Economía Dominicana 2015 y las publicadas por esta Dirección General de Presupuesto, reconocemos que ciertamente no se corresponde con las mejores prácticas que dos entidades públicas suministren informaciones discrepantes sobre los mismos resultados, sin que se realicen las anotaciones correspondientes de donde surgen dichas discrepancias. En un ejercicio rigurosamente profesional esto no debería acontecer, sin embargo, como bien señala el autor, las cifras publicadas por el Banco Central son estimaciones y como tal tiene licencia para modificar, según su mejor criterio estadístico, las informaciones que genera la Dirección General de Presupuesto a través del sistema de contabilidad presupuestaria.

Respecto al tercer cuestionamiento, que el mismo autor señala como el más problemático y que podría “ayudar a explicar la puntería” para el cumplimiento de la meta fiscal correspondiente al año 2015, el que refiere que hasta el mes de octubre solo se había generado el 53% del total del déficit previsto y hasta noviembre dos tercios de este, de manera que casi la mitad de todo el déficit se generó en apenas los dos últimos meses del año y un tercio en el último mes, lo que según el autor da lugar a la posibilidad de pensar que se estén haciendo registros contables de conveniencia, a los fines de cumplir con la meta de déficit.
En el 2015, el presupuesto reformulado fue aprobado por el Congreso Nacional en el mes de diciembre. La modificación de gasto sometida alcanzó un monto RD$8,472.5 y una adición por RD$3,996.0 millones, estos gastos estuvieron asignados fundamentalmente a: a) JCE, b) OPRET, c) Proyecto Habitacional La Barquita, d) Plantas a carbón. Como se aprecia, con excepción de los RD$2,200.0 millones que se asignaron a la JCE, el resto de las modificaciones de gasto fueron esencialmente a los proyectos previamente mencionados, lo que aumentó el gasto de inversión en el mes de diciembre.

Adicionalmente, las desviaciones en las recaudaciones y un déficit de caja que se acentuó en los meses octubre-diciembre, provocado por el impacto negativo que tuvieron los menores precios internacionales de petróleo en el financiamiento esperado a través del Acuerdo de Petrocaribe, requirieron que la DIGEPRES tuviese que adoptar medidas severas de restricción de gasto, lo que se hizo público en una entrevista que tuvo lugar en el mismo medio elCaribe, en fecha 18 de noviembre. La estrategia que se siguió en ese entonces para cumplir con la meta de déficit fue “reducir al mínimo el gasto de inversión” durante los meses de octubre y noviembre, y luego permitir su ejecución cuando se tuviese una mayor certidumbre sobre los montos a recaudarse y de financiamiento.

Otro aspecto que explica en parte la aceleración del déficit en los últimos meses del año, fue el pago de la regalía pascual del Gobierno Central y de las Instituciones Descentralizadas y Autónomas no Financieras que representó alrededor RD$12,000.0 millones. Este monto aumentó de manera significativa el déficit generado en noviembre, mes en el que se realiza el registro de esa partida. En conjunto, la modificación presupuestaria antes comentada más el pago de la regalía explican 0.7% del PIB, esto es más del 60% del déficit registrado en el último trimestre.

Si la prudencia en la ejecución frente a un problema de desviaciones drástica en las recaudaciones y constreñimiento en el financiamiento, es un problema “serio de programación”, entonces podríamos concordar con lo planteado en el artículo.

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Recientemente, la Dirección General de Presupuesto (Digepres) dio a conocer las cifras del cierre fiscal del año pasado. Aunque la publicación ocurrió dentro de los límites legalmente establecidos, pasaron cerca de setenta días después del fin de año para que los datos fueran divulgados.

Del resultado llaman la atención tres cosas. La primera es la certera puntería de la gestión presupuestaria, al lograr que el monto de déficit del Gobierno Central fuera tremendamente cercano al monto establecido como meta en el presupuesto del año 2015.

Tanta fue la precisión que sorprende, especialmente considerando que varios de los supuestos más importantes para elaborar el presupuesto estuvieron lejos de cumplirse. Se asumió un crecimiento del PIB de 5% y terminó siendo de 7%, el precio del petróleo WTI se supuso en US$92.1 por barril, pero el promedio para 2015 fue de menos de US$50 por barril, y la tasa de inflación se previó en 4% y terminó siendo de 2.3%. Todo eso hace que la meta de déficit se convierta en un objetivo móvil difícil de alcanzar con precisión.

El mayor crecimiento económico contribuye a aumentar los ingresos porque las transacciones y las recaudaciones asociadas se incrementan, mientras una tasa de inflación más baja tiende a reducirlos, aunque también empuja hacia abajo algunos gastos respecto a lo presupuestado porque algunos bienes y servicios aumentaran de precio menos de lo esperado. Por su parte, una reducción de los precios del petróleo y sus derivados reduce las recaudaciones que genera uno de los impuestos que los gravan, aunque también debe contribuir a reducir el subsidio al sector eléctrico porque el valor de la energía que pierden las distribuidoras públicas sería menor.

A pesar de esos cambios tan bruscos, las autoridades dicen que dieron en el blanco. La meta era de un déficit de 73,883 millones de pesos, equivalente a 2.40% del PIB, y la cifra de déficit ofrecida es de 72,672 millones o 2.38% del PIB.

La segunda cuestión que se advierte es que la cifra del déficit que publica la Digepres difiere notablemente de las estimaciones del Banco Central publicadas en su Informe Preliminar de la Economía Dominicana 2015. Para este último, el déficit estimado (descontando la operación de recompra de la deuda adquirida en el marco de Petrocaribe) es de unos 89 mil millones de pesos o 2.9% del PIB. La diferencia parece residir en que el Banco Central registra unos 16 mil millones de pesos más como gastos de capital (probablemente inversión pública) que los que registró Digepres. Si bien, las cifras de esta última institución son las oficiales y las de Banco Central son estimaciones, no deja de llamar la atención la diferencia.

La tercera es la más problemática y podría ayudar a explicar la “puntería”. Hasta octubre, el déficit total apenas había superado el 53% del total del déficit previsto, y hasta noviembre se había alcanzado sólo dos tercios de éste. De tal forma que casi la mitad de todo el déficit se generó en apenas los últimos dos meses del año y un tercio en el último mes. Eso no es fácil de aceptar. Tampoco es fácil pensar en explicaciones técnicas razonables que protejan la reputación de los métodos para asentar los registros a lo largo del año.

Cuando sucede ese tipo de cosas, no hay forma de evitar pensar en la posibilidad de que se estén haciendo registros contables de una forma lo suficientemente flexible que termina siendo conveniente para el cumplimiento de las metas. Más aún cuando se advierte que el gasto en inversión pública registrado en el mes de diciembre fue más de cuatro veces el promedio del gasto de los 11 meses anteriores. ¿Cómo es eso posible? ¿Acaso fue cierto que en el mes de diciembre se gastó o se comprometieron gastos por un monto equivalente a lo que se gastó, en promedio, en cuatro meses del año? Si la respuesta es afirmativa, entonces antes que vinculado al registro, seguramente estamos ante un serio problema de programación y/o de ejecución presupuestaria.

Lo anterior no sugiere necesariamente que la situación fiscal general es muy diferente a la presentada, pero arroja importantes dudas sobre la precisión de los datos, sobre la efectividad de los esfuerzos por alcanzar mayores niveles de transparencia, y/o sobre el rigor en los procesos de gasto en proyectos de inversión. Ninguna de ellas es buena cosa, y contrarrestan algunos de los logros en la gestión presupuestaria alcanzados en los últimos años.

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