Alex Rodríguez, quiéralo u ódielo, pero se marcha un grande

Álex Rodríguez se irá de las Mayores como un grande, probablemente uno de los mejores cinco que han pisado un terreno de juego y, sin duda alguna, el número uno para una generación que creció admirándolo y hoy lamenta su retiro.

Álex Rodríguez se irá de las Mayores como un grande, probablemente uno de los mejores cinco que han pisado un terreno de juego y, sin duda alguna, el número uno para una generación que creció admirándolo y hoy lamenta su retiro. A-Rod, dotado de un físico con ribetes del Olimpo, impuso su sello de calidad dentro y fuera del diamante. Quiérase o no, el paracorto que debutó en la campaña de 1994 con los Marineros de Seattle siempre fue motivo de conversación, otra señal de grandeza.

Rodríguez es el típico caso del atleta que carga con la etiqueta de “quiérame u ódieme, pero respéteme”. Dejando a un lado las controversias, sus estadísticas son dignas de reconocimiento, ya que se encuentra en círculos muy exclusivos de las Grandes Ligas.

Al momento tiene 696 cuadrangulares, uno de ocho con al menos 600 tetrabases en los anales del negocio, lo que le concede el cuarto puesto histórico en el liderato de ese importante departamento. Póngale sus 3,114 imparables, 2,084 remolcadas, 2,021 anotadas y el calificativo de asombroso se queda corto.

El dominicano, padre de Natasha y Ella, cuenta en su prontuario con tres premios al Jugador Más Valioso, todos en la Liga Americana en las estaciones de 2003-2005 (ambos con Texas) y en 2007 (Yanquis). Es un 14 veces miembro del Todos Estrellas, selecciones divididas en partes iguales en las paradas cortas y en la tercera base, y en 10 ocasiones obtuvo el Bate de Plata, mérito que se concede al mejor pelotero ofensivo de su posición. Fue campeón en 2009 con los Yanquis. También posee cuatro premios Hank Aaron (2001, 2002, 2003 y 2007), que se otorga al de mejor ofensiva en su liga. Es el más ganador de este mérito.

Los honores abundan en su resumen como la luz en las obras de Vermeer. Fue un dos veces ganador del Guante de Oro (2002-2003) en la exigente posición número seis, donde ocupa el puesto cimero porque, con el respeto a sus antecesores y a los que vendrán, ninguno como él.

Altas y bajas

Rodríguez, a quien los Yanquis de Nueva York le mostraron la puerta de salida y por eso el viernes jugará en su último partido con el uniforme de rayas, ha sido también un imán para problemas.

Tiene en su cuenta la suspensión más larga en los registros de la MLB (por todo el 2014) debido a sus vínculos con esteroides. No se puede pasar por alto su admisión en 2009 al uso de sustancias prohibidas ni los dimes y diretes con el mando de las Grandes Ligas y el propio Sindicato de Peloteros.

En ciertos círculos, sus choques con el poder (establishment) le pasaron factura en el momento en que el tiempo, siempre implacable, hizo acto de presencia en un jugador de 41 años con varias cirugías mayores en su anatomía.

Pero de nuevo, hay números para regalar. Álex entra en el círculo de Hank Aaron y Barry Bonds, en cuanto a jonrones, imparables, remolcadas y anotadas se refiere. Nadie más pertenece a esa discusión, al menos por ahora.

Se ha robado 329 bases. Es uno de cuatro con el 40-40 (junto a José Canseco, Bonds y Alfonso Soriano). Pocos pueden ufanarse como él de sus conquistas en la pista femenina, lo que sumado a su estilo de “lord inglés” le generó celos en cantidades industriales. Hasta ahora, se va el viernes. Pero hay que dejar ese pequeño margen para buscar una última oportunidad de volver y retirarse a su manera. Tiene 700 razones para intentarlo.

2009
Campaña en la que Álex ganó su único anillo de campeón. Tuvo mucho que ver con esa corona de los Yanquis.

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