La cesárea, una práctica en aumento

La llegada de un retoño es, por lo regular, motivo de alegría y crecimiento. Pero también es el detonador de ansiedades, nervios…

La cesárea, una práctica en aumento

La llegada de un retoño es, por lo regular, motivo de alegría y crecimiento. Pero también es el detonador de ansiedades, nervios e inseguridades, ya que a pesar de ser un proceso natural, el dar a luz (parir), provoca en la mayor&iacu

La llegada de un retoño es, por lo regular, motivo de alegría y crecimiento. Pero también es el detonador de ansiedades, nervios e inseguridades, ya que a pesar de ser un proceso natural, el dar a luz (parir), provoca en la mayoría de las embarazadas inquietudes sobre cuál sería el proceso adecuado para que el producto, como es llamado por los especialistas, pueda llegar a los brazos de sus progenitores.

El cuerpo de la mujer está diseñado para que esta pueda ejecutar sus laborares de parto de manera natural, es decir, un parto vaginal. Pero la medicina moderna le ha facilitado la labor, pero con la finalidad de asistir en anomalías en el desarrollo del feto, un patrón particular en el ritmo cardiaco, posiciones anómalas o por alguna patología que presente la madre, como pre-eclampsia, entre otras.

Se supone que la elección de la forma de traer al mundo un bebé debe ser siempre por “vía natural”, y solo en situaciones de riesgos como las anteriormente mencionadas es cuando se debe recurrir a la ejecución de una cesárea. Pero la realidad es otra.

Datos suministrados por el doctor José De Lancer Despradel, director del departamento Materno-Infantil, del Ministerio de Salud Pública, en la República Dominicana se registran alrededor de 200 mil partos al año, de los cuales el 30% que se realizan en centros de salud públicos son practicados mediante cesáreas, mientras que los centros privados registran un 90%. Una cifra alarmante, según la Organización Mundial de la Salud, pues el porcentaje de partos asistidos deben rondar en el 15%.

¿A qué se debe el aumento?

Según Ana Virginia Newman, gineco-obstetra y experta en embarazos de alto riesgo, en los últimos 15 años, la tendencia es a preferir la intervención médica sin importar que la madre y el feto se encuentren en perfecto estado de salud.

“Se podría decir que la práctica irresponsable de las cesáreas se debe: uno a las presiones psicológicas del paciente, quien durante el monitoreo de la gestación suele alarmarse por detalles que se le presentaron al principio del embarazo, como por ejemplo, una circular o un nivel bajo del líquido amniótico y que al momento del parto creen que aún representan riesgo.

Dos, por la mediocridad de algunos profesionales del área que prefieren planificar el parto y no ser llamados en horas de la madrugada”, manifiesta la especialista con 30 años de experiencia.

Expresa que otro factor que ha incidido en el aumento de la práctica de cesáreas es el “egoísmo femenino”, pues muchas mujeres prefieren pasar por una cirugía mayor por temor a que se le “deforme” la vagina. Algo que solo puede pasar si no es atendida correctamente.

Agrega que, “el miedo es otro componente. Por un lado la paciente tiene miedo al dolor de las contracciones, y por otro está el miedo que puede tener el especialista a negarse a las peticiones de su paciente, quien puede alegar mala práctica y proceder a una demanda”.

Recomendaciones

Tener un bebé coloca a la mujer en situación de riesgo por diversas condiciones, pero el hacer una mala decisión podría aumentar los mismos. Por lo que es recomendable que la embarazada se asesore correctamente, y se deje guiar por un especialista que sea reconocido por su buena práctica.

Hay situaciones en las que una cesárea es un beneficio claro para la madre, frente a la opción del parto vaginal. Por ejemplo, las mujeres enfermas del corazón se exponen a grandes riesgos en un parto vaginal.

También puede indicarse una cesárea si hay un tumor en el cuello uterino u otro lugar que dificultara el paso del feto hacia el exterior, o cuando existe una desproporción evidente entre el tamaño de la cabeza del feto y la pelvis de la madre.

Cuando no es el primer parto, y la madre ha tenido cesáreas anteriores u otra intervención quirúrgica en el útero (como una miomectomía), también puede ser más conveniente el parto por cesárea, con el fin de evitar una posible rotura uterina.

“Yo como especialista, tomaría encuenta algunos factore del paciente, como por ejemplo, si la madre es primeriza y tiene más de 35 años.

Esta es una paciente que por edad, posiblemente decida hacerle una cesárea. Pero de lo contrario la opción siempre sería un parto vaginal”, explica Newman.

Si quieres saber más sobre esta cirugía entra a www.elcaribe.com.do

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La llegada de un retoño es, por lo regular, motivo de alegría y crecimiento. Pero también es el detonador de ansiedades, nervios e inseguridades, ya que a pesar de ser un proceso natural, el dar a luz (parir), provoca en la mayoría de las embarazadas inquietudes sobre cuál sería el proceso adecuado para que el producto, como es llamado por los especialistas, pueda llegar a los brazos de sus progenitores.El cuerpo de la mujer está diseñado para que esta pueda ejecutar sus laborares de parto de manera natural, es decir, un parto vaginal. Pero la medicina moderna le ha facilitado la labor, pero con la finalidad de asistir en anomalías en el desarrollo del feto, un patrón particular en el ritmo cardiaco, posiciones anómalas o por alguna patología que presente la madre, como pre-eclampsia, entre otras.

Se supone que la elección de la forma de traer al mundo un bebé debe ser siempre por “vía natural”, y solo en situaciones de riesgos como las anteriormente mencionadas es cuando se debe recurrir a la ejecución de una cesárea. Pero la realidad es otra.

Datos suministrados por el doctor José De Lancer Despradel, director del departamento Materno-Infantil, del Ministerio de Salud Pública, en la República Dominicana se registran alrededor de 200 mil partos al año, de los cuales el 30% que se realizan en centros de salud públicos son practicados mediante cesáreas, mientras que los centros privados registran un 90%. Una cifra alarmante, según la Organización Mundial de la Salud, pues el porcentaje de partos asistidos deben rondar en el 15%.

¿A qué se debe el aumento?

Según Ana Virginia Newman, gineco-obstetra y experta en embarazos de alto riesgo, en los últimos 15 años, la tendencia es a preferir la intervención médica sin importar que la madre y el feto se encuentren en perfecto estado de salud.

“Se podría decir que la práctica irresponsable de las cesáreas se debe: uno a las presiones psicológicas del paciente, quien durante el monitoreo de la gestación suele alarmarse por detalles que se le presentaron al principio del embarazo, como por ejemplo, una circular o un nivel bajo del líquido amniótico  y que al momento del parto creen que aún representan riesgo.

Dos, por la mediocridad de algunos profesionales del área que prefieren planificar el parto y no ser llamados en horas de la madrugada”, manifiesta la especialista con 30 años de experiencia.

Expresa que otro factor que ha incidido en el aumento de la práctica de cesáreas es el “egoísmo femenino”, pues muchas mujeres prefieren pasar por una cirugía mayor por temor a que se le “deforme” la vagina. Algo que solo puede pasar si no es atendida correctamente.

Agrega que, “el miedo es otro componente. Por un lado la paciente tiene miedo al dolor de las contracciones, y por otro está el miedo que puede tener el especialista a negarse a las peticiones de su paciente, quien puede alegar mala práctica y proceder a una demanda”.

Recomendaciones

Tener un bebé coloca a la mujer en situación de riesgo por diversas condiciones, pero el hacer una mala decisión podría aumentar los mismos. Por lo que es recomendable que  la embarazada se asesore correctamente, y se deje guiar por un especialista que sea reconocido por su buena práctica.

Hay situaciones en las que una cesárea es un beneficio claro para la madre, frente a la opción del parto vaginal. Por ejemplo, las mujeres enfermas del corazón se exponen a grandes riesgos en un parto vaginal.

También puede indicarse una cesárea si hay un tumor en el cuello uterino u otro lugar que dificultara el paso del feto hacia el exterior, o cuando existe una desproporción evidente entre el tamaño de la cabeza del feto y la pelvis de la madre.

Cuando no es el primer parto, y la madre ha tenido cesáreas anteriores u otra intervención quirúrgica en el útero (como una miomectomía), también puede ser más conveniente el parto por cesárea, con el fin de evitar una posible rotura uterina.

“Yo como especialista, tomaría encuenta algunos factore del paciente, como por ejemplo, si la madre es primeriza y tiene más de 35 años.

Esta es una paciente que por edad, posiblemente decida hacerle una cesárea. Pero de lo contrario la opción siempre sería un parto vaginal”, explica Newman.

Lo que debes saber sobre cirugía

Las cesáreas, en manos expertas, es un procedimiento seguro. Pero como todo, puede tener sus complicaciones. La tasa de complicaciones serias, como la muerte de la madre, es bastante baja.

Sin embargo, sí es cierto que algunos riesgos son más altos luego de una cesárea que después de un parto vaginal, como reacciones secundarias a los medicamentos, problemas respiratorios derivados de la anestesia, sangrado o infección derivado de la cirugía, infección de la vejiga o el útero, lesión del tracto urinario o lesiones del bebé.

En cuanto a la recuperación después del parto, las que suelen tener un parto natural tienden a tener una recuperación mucho más rápida en comparación a las que se les ha realizado una cesárea.

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