Iris Espinal ha superado los obstáculos que se han presentado, hasta llegar a poseer una tienda de venta de ropa

A Iris Espinal la palabra trabajo le es muy familiar. Ha laborado en zona franca, ha vendido libros, ha vendido helados, agua de coco y ha sido conductora de carro público, un oficio que en una sociedad como la dominicana se le encasilla a los hombres.

Viene de una familia de ocho hermanos, en la que los recursos económicos muchas veces escaseaban. Es oriunda de Restauración, provincia Dajabón, y una emprendedora probada. Desde niña tuvo que ingeniársela para poder salir hacia adelante, bajo la tutoría de sus padres y logró salir a camino. Es la propietaria de la tienda Verakafashion, pero no le fue fácil llegar hasta ahí. El negocio se especializa en la venta de ropa para damas y caballeros. “Siempre miramos especialmente al mundo de la moda. Y digo moda porque siempre estamos actualizados, trayendo lo que la gente busca en el momento”, le dice Iris al equipo de prensa de elCaribe que la visitó en la calle José Martí 185, en el Distrito Nacional.

“Normalmente la gente viene y ve el negocio, pero a menudo desconoce el esfuerzo previo que conllevó su instalación”, comenta, poco después de secar unas lágrimas que han salido. El fotógrafo Danny Polanco le transmite unas palabras de aliento y el diálogo continúa.

“Después de estar en Restauración, donde vendíamos helados, jugos, víveres y todo lo que aparecía, incluyendo carbón, llegué a Santiago y ahí tuve que seguir ayudando a mi madre, en momentos en los que yo también era madre de dos hijos. En Santiago tuve que ponerme a conchar como pirata en la Ruta M, porque no estaba inscrita en el sindicato. No era una actividad fácil, pero necesitaba ingresos para cubrir el pago de mis estudios y para cumplir mis compromisos de madre en ese momento. Yo era madre soltera”, rememora con dejo de tristeza.

Iris Espinal asegura que cree bastante en Dios. Ha tenido momentos bastante difíciles, como la pérdida de un hijo, pero cada día se esfuerza en mantenerse de pie. “Dios y la vida me dieron un espaldarazo y llegué a una empresa en la que pude desarrollarme. Ahí permanecí por doce años. Volví a quedar desempleada, pero entonces se me presentó la oportunidad de ir a atender una amiga a Estados Unidos, que estaba muy enferma. En ese viaje me llevé unas cajas de cerveza y de ron, las vendí allá y con eso compré ropa y carteras y empecé en una habitación en mi casa a venderlas”, recuerda.

Para entonces, Iris aún vivía en Santiago, pero ocurrió que un día vino a Santo Domingo invitada por una tía de sus hijos a ver un lugar donde se iba a alojar una tienda. “Como yo carecía de empleo pregunté si había un espacio disponible y me dijeron que había un pequeñito lugar que podían darme. Ahí nace mi historia y he ido evolucionando hasta este momento, en el que ya estoy involucrada en este emprendimiento”, dice con orgullo. La empresa Verakafashion tiene doce empleados. “Trato de dar lo mejor de mí, tanto a las personas que me conocen desde mi niñez, como a las personas que han llegado después. Los inicios del negocio se dieron en el año 2000, pero no como tienda, sino en una habitación en la casa”, indica la propietaria del negocio.
El capital con el que inició la empresa fue de unos 6,000 dólares, que en ese momento no alcanzaban para mucho.

Hoy día la diferencia es amplia, si se toma en cuenta como era, por ejemplo, el local en sus inicios. “Anteriormente contaba con un espacio físico que no superaba los veinte metros, hoy tengo dos niveles de 36 metros cada uno. Sin embargo, pienso que la clientela es menos grande que la de antes”, explica Iris Espinal, mientras en el área de la tienda se observa un movimiento de un lado a otro. Llegan y salen clientes.

Iris atribuye la razón de ese cambio a los actuales embates, que antes no existían. “Ahora tenemos a los chinos, y sabemos cómo venden ellos, y ocurre también que ahora vienen a Santo Domingo los vendedores que antes no venían . Quiere decir que las ventas al por mayor se han reducido. Ya uno se dedica mucho más al servicio personalizado, que es lo que se llama al detalle”, expresa la propietaria del establecimiento.

La empresa de Iris está dirigida a todo público, fundamentalmente, desde los 18 hasta los 55 años. “Tenemos opciones de diferentes tipos de vestuarios. Pero el público que más nos visita es segmento joven. La mujer quiere estar a la vanguardia y quiere usar todo lo que ve en la televisión o en las redes sociales. Igualmente, viene el hombre, que imita mucho esta tendencia de hoy, de los raperos que tenemos y de los que cantan dembow, y otros”, explica Iris.

“La falta de dinero nunca es obstáculo para luchar”

¿Tiene planes futuros?, pregunta este diario. La respuesta de Iris es: “Si Dios y el público me dan la oportunidad tengo la esperanza de poder abrigar un proyecto donde yo pueda estar en el centro de la ciudad capital, donde pueda recibir otro tipo de público, porque tengo la capacidad y también el deseo”.
La mercancía que oferta Iris Espinal es básicamente de origen norteamericano, pues importa desde Los Ángeles, pero también se suple de Panamá, de Curazao y de otros países. “Tenemos la intención de abrirnos a otros mercados en su momento”, expresa.
Cuando se le pregunta qué tan difícil fue ejercer un trabajo que básicamente está diseñado para hombres en este país, plantea que depende lo que la persona busque. “La mujer hoy día es una emprendedora. Es educada para ser madre y para ser esposa, pero también tiene que tener poder adquisitivo, porque el hombre solo no puede”.

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