La fundación tiene en proyecto incluir en sus programas los instrumentos de vientos metales

La Fundación para la Música y Artes de Punta Cana tiene como misión promover una sólida educación artística, mediante programas de formación acordes a la época, estimulando el desarrollo integral del niño, sus habilidades sociales, afectivas e intelectuales por medio del conocimiento de las artes. Con esos planes persigue formar nuevas generaciones de músicos en la región Este.

Es la comprensión del valor la música y las artes para el ser humano, y desarrollar en los padres una conciencia les permita entender el valor de las artes.

La fundación surgió por iniciativa de la arquitecta Carolina Llobregat, quien consideraba necesaria una escuela de este género en la zona, que incorpore a los niños de escasos recursos al estudio de las bellas artes. La Fundación está integrada además por Luis Cases, Alexis Casado, Fernando Placeres y Eugenio Van Der Horst.

Para esos fines, Llobregat contactó al maestro y compositor Dante Cucurullo y a su esposa, la pianista Irene Blanco para dirigirla y formar un cuerpo de profesores con amplia experiencia.

De acuerdo a Cucurullo, los estudiantes, desde los cuatro años reciben enseñanza, que va desde iniciación musical, hasta clases de diversos instrumentos musicales como piano, violín, viola, violoncello, flauta traversa y saxofón, guitarra, bajo eléctrico, batería y canto.

El cuerpo de profesores de la fundación lo conforman Francisco Mojica, quien imparte clases de iniciación musical, flauta traversa y saxofón; Natalie Mora de violoncello; José Miguel Taveras de violín, viola y batería; Sibelle Márquez, de canto; Joel Rosario, de guitarra y bajo eléctrico; mientras que Tatiana Silverio, María Irene Blanco y Dante Cucurullo ofrecen clases de piano.

Auspicio

La fundación auspicia la Academia de Música y Artes Punta Cana, la cual fue creada para incluir a los niños y jóvenes de escasos recursos al estudio de las bellas artes, por considerar que en el país hay muchos de ellos que están a la espera de que se les de la oportunidad de desarrollar su talento.

Con el apoyo a los niños, la academia apuesta a sus sueños y a contribuir a que sean mejores seres humanos, ayudarlos a que cultiven el desarrollo cultural y espiritual de la zona, con el objetivo de contribuir a su bienestar para aportar seres humanos sensibles y exitosos.

“Así como tenemos playas, las más hermosas del mundo, así tenemos jóvenes talentosos que se pierden por no encontrar donde aprender, donde invertir su tiempo en algo que tienen dentro y quizás ni lo imaginan”, indicó Cucurullo.

Irene Blanco, consideró que “un niño estudiando música, es uno menos en la calle, el cual verá la vida de manera distinta, podrá apreciarla; disfrutará del más mínimo sonido que le proporciona la naturaleza, la querrá cuidar más y nunca más estará solo”.

“Con la música se gana el mejor amigo, su instrumento estará dispuesto a acompañarlo siempre, no importa el momento por el que esté pasando, ya sea alegre, triste o simplemente compartiendo con amigos o familiares, él está ahí, pacientemente esperando a que lo toques”, manifestó Irene Blanco, quien añadió que en la fundación tan solo buscan sacar el mejor artista que cada uno de los niños tienen dentro.

Blanco dijo que la escuela registra en su matrícula diferentes nacionalidades, culturas, idiomas y clases sociales.

Asimismo, definió de enriquecedor el ambiente que se vive en la fundación, “pues buscamos la forma de que el aprendizaje y el mensaje de la música llegue a todos, ya que el objetivo es llevarlos por el camino que quieren recorrer.

Indicó que algunos niños van a la fundación por el sueño de tocar algún instrumento, otros por entender la música y disfrutarla en mayor dimensión, mientras que el deseo de los padres es el de que sus hijos e hijas sean en el futuro músicos clásicos o populares, “pero con la meta de ser parte de ese universo que es la música. Todos quieren adquirir la nacionalidad de ser músicos”.

Entiende que la música no divide, sino que acerca, sin importar el idioma, situación económica, por considerar que quien estudia música “nos ayuda a convivir en eterna armonía.

Sus necesidades

Dante Cucurullo señaló entre las necesidades de la fundación para seguir avanzado, el apadrinamiento de niños, ya que algunos esperan por esa ayuda. Otros ya son parte del proyecto de la Camareta del Este.

Precisó que la institución necesita instrumentos musicales como violines, violas, violoncelos, y sobre todo, dos contrabajos, además tiene en proyecto incluir en sus programas los instrumentos de viento de metales, y para eso solicitan trompetas, saxofón, cornos, trombones y tubas, debido a que profesores y niños esperan por su llegada.

“En muchas casas hay instrumentos que no se utilizan, que están guardados como recuerdo. Entonces, si no los tocan con frecuencia, se dañan”, expresó Cucurullo

“Si hay algo que quisiéramos los músicos es que después de nuestra partida, nuestro instrumento siga sonando, pues de alguna manera estaremos presentes acompañando con nuestro sonido a alguien”, añadió.

Dijo que en países más avanzados, cada uno o dos años, se cambia el instrumental de las escuelas, por lo que espera que “ojalá alguien se anime a conseguirnos una de esas donaciones, pues nos servirían muchísimo en la fundación”.

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