Los repartos difícilmente resulten satisfactorios. Mucha gente en espera de un puestecito, en atención a sus “aportes” o méritos propios. Los inconformes están al pecho. Es que no hay para tantos. Algunos agraciados están inconformes con lo asignado. Querían más, o al menos, algo que llenara aún fuese mínimamente sus expectativas. Incluso, un connotado que se ha sentido deshonrado con la asignación. Quizás con méritos y capacidades de sobra. Uno que le han dado una red de ínsulas y las supervisa en el entendido de que están bajo su influjo. Un día aquí, otro día allá, y se le ve como un mandante itinerante. Así las cosas en el nuevo gobierno. El país observa.

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