La familia y los amigos de las personas desaparecidas sufren una angustia mental lenta, ignorando si la víctima vive aún y, de ser así, dónde se encuentra recluida, en qué condiciones y cuál es su estado de salud. FOTO:ACNUDH México.
La familia y los amigos de las personas desaparecidas sufren una angustia mental lenta, ignorando si la víctima vive aún y, de ser así, dónde se encuentra recluida, en qué condiciones y cuál es su estado de salud. FOTO:ACNUDH México.

Desde el año 2011, el 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Esta fecha ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para recordar a las personas que han sido detenidas, ocultadas y reportadas desaparecidas en el mundo.

Se entiende por desaparición forzada el arresto, detención, secuestro o cualquier otra forma de privación de la libertad por parte de agentes del Estado o por personas que actúan con la autorización o el apoyo de éste.

Cuando las autoridades se niegan a reconocer la privación de libertad u ocultan la suerte o el paradero de una persona desaparecida, esto consiste en un delito, ya que se la aparta de la protección de la ley. Al ser separadas del ámbito de protección legal y al haber “desaparecido” de la sociedad, se encuentran privadas de todos sus derechos y a merced de sus aprehensores.

Hoy, la ONU advierte que “la desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo. Estos delitos fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pero pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes”.

“Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror”, expresó Rodolfo Walsh, haciendo referencia al terror dictatorial en su “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” hecha pública el 24 de marzo de 1977.

Mucho más que una violación de los Derechos Humanos

La desaparición forzada se usa a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad.

La desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo. Las desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes. Es motivo de especial preocupación:

  • el acoso de los defensores de los derechos humanos, los parientes de las víctimas, los testigos y los abogados que se ocupan de los casos de desaparición forzada;
  • el uso por los Estados de la lucha contra el terrorismo como excusa para el incumplimiento de sus obligaciones;
  • y la todavía generalizada impunidad por la práctica de la desaparición forzada.

Debe prestarse también especial atención a los grupos de personas especialmente vulnerables, como los niños y las personas con discapacidad.

Cientos de miles de personas han desaparecido durante conflictos o períodos de represión en al menos 85 países de todo el mundo.

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