La historia del cine mundial registra a partir del sábado 24 de febrero al dominicano Nelson Carlos de los Santos como el primer director latinoamericano ganador del Oso de Plata al Mejor director. Una proeza cultural que al traspolarla al deporte sería equivalente al Oro Olímpico de Félix Sánchez.

El sábado fue intenso, de nerviosismo, de espera. A la 1:30 de la tarde en punto, decenas de dominicanos relacionados con el cine comenzaron a conectarse a la transmisión en vivo de la clausura de la Berlinale.

Obviamente primero fueron dando los premios de la sección Encounters y luego entró el jurado encabezado por la oscarizada actriz Lupita N’Gyongo, nacida en México y de ascendencia africana.
Desde el comienzo del festival, la dominicana Pepe, de Nelson Carlos de los Santos, salió con excelente pie. El director del festival la calificó como “incalificable”. Y eso fue un buen estirón.

Ya al tercer día se sabía de oídas que estaba entre las tres primeras del festival. Las tandas para verla en cines estaban sold-out. De las críticas solo una, de una periodista alemana, no fue rotundamente positiva.

Sabiendo que Dahomey, de Mati Diop era un documental, uno suponía que podía no llevarse el Oso de Oro. En ese caso, Pepe estaba a un triz de alcanzarlo. Sin embargo, no fue así, terminó ganando Dahomey. Para ello pudieron moverse otras consideraciones políticas o estéticas dentro del jurado. Pero lo importante es que Pepe lo merecía.

El cine a estas alturas se sigue debatiendo en muchas ocasiones con parametros físicamente similares a los de los años 70, 80 y 90, sobre todo para el pensamiento políticamente correcto de la actualidad: izquierdismo, anticolonialismo, feminismo, homosexualismo, antisemitismo. Y la calidad estética a veces se remite a un segundo plano. ¡Viva la Revolución!

Hipopótamo en salsa

Pepe, el hipopótamo convertido en epítome de una historia tan extensa como intensa, le pone salsa a los cuestionamientos que se hacen desde muchas posiciones ignorantes sobre la importancia de la Ley de Cine.

Para quienes miran de reojo la industria cinematográfica dominicana, que aporta a la economía del país, probablemente algo más del 2.8% del PIB, Pepe les puede hacer comprender que hay valores intangibles que aporta al país: estar en la palestra pública mundial con un premio de esta categoría si se mide en dólares, costaría millones de dólares.

Como el cine de autor no es el béisbol, Nelson Carlos de los Santos no va a ser recibido en el aeropuerto con una caravana. Pero al ser el primer director latino en ganar el Oso de Plata de la Berlinale, ya está sembrado en el Coperstwon del cine mundial.

Pepe aún puede llegar más lejos

República Dominicana nunca fue tan mencionada en la historia de la cultura cinematográfica mundial como lo ha sido estos días con Pepe, de Nelson Carlos de los Santos, quien tubo que buscar el modo de romper esquemas junto a sus productores Tanya Valette y Pablo Lozano, para hacer realidad su arriesgada y no menos compleja obra. Puestos a soñar: soñemos con los Globos de Oro. Y soñemos más. Que no está prohibido.

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