La rutina del torpedero dominicano Wander Franco antes de cada juego oficialmente comienza cuando llega al H.P Hunnicutt Field, hogar de la sucursal de Nivel de Novatos de los Rays. Primero devora un enorme plato de frutas. Luego vienen los saludos y las bromas con sus compañeros mientras pasa por el clubhouse.

«¡Buenos días, Patrón!»

«Buenas tardes, Patrón».

«¡A ganar hoy, Patrón!»

Los compañeros de Franco le dieron el apodo de Patrón y por ahora, el joven ha cumplido con las expectativas que vienen con ese sobrenombre. A los 17 años de edad, Franco fue reconocido como el Jugador del Año en la Liga Appalachian. Por eso el quisqueyano ahora tiene al mundo del béisbol preguntándose si seguirá los pasos de su compatriota Juan Soto en los Nacionales y el venezolano Ronald Acuña Jr. en los Bravos como el próximo prospecto internacional en ver acción en las Grandes Ligas como adolescente o si será un camino más moderado.

«Veremos cómo avanza su carrera, pero su madurez supera los 17 años, lleva una sonrisa en su rostro y juega cada partido como si fuera el último de la Serie Mundial», señaló Mitch Lukevics, el director de operaciones de Ligas Menores de los Rays. «Lo llamo el Maravilloso Wander Franco por motivos aparte de ser reconocido como el JMV de la liga. Se trata de la clase de persona que es, cómo se comporta a diario y el gran ser humano que es Wander Franco».

Franco, quien es calificado el prospecto número 4 en la organización de Tampa Bay y el 40mo en todo el béisbol, bateó .351 con .587 de slugging y porcentaje de embasarse de .418 en 242 turnos (61 partidos) con Princeton. El quisqueyano también sacudió 10 dobletes, siete triples y 11 jonrones con 57 impulsadas. Incluso acumuló más pasaportes negociados (28) que ponches (19).

Los escuchas han estado fascinados por la coordinación visual de Franco, sus rápidas manos en el plato y su capacidad de reconocer lanzamientos. El infielder también tiene una impresionante capacidad de darle a la bola con la parte gruesa del bate.

Pero como muchos prospectos de su edad, Franco es una obra en progreso. Necesita pasar por el gran volumen de trabajo de una temporada completa y agotar los cientos de turnos al bate que vienen con dicha carga. También está trabajando en emplear más sus piernas durante su swing y aprendiendo los pequeños detalles de ser un profesional.

«Estoy aprendiendo que el juego se trata de hacer ajustes a los pitchers que te quieren retirar», explicó Franco. «Mi meta — y me estoy esforzando — es llegar a las Grandes Ligas para tener una buena carrera y ayudar a mi familia. Eso es lo único que quiero hacer».

Franco estaría a varios años de debutar en la Gran Carpa. Podría llegar después de que cumpla los 20 años de edad. Lo único que sabemos es lo siguiente: Franco en estos momentos comparte el estadio y clubhouse con un equipo de una escuela secundaria de West Virginia, otro ejemplo de lo lejos que todavía está del Tropicana Field.

Franco participará con el club de la Liga Instruccional de la Florida a finales del mes. Todavía está por verse cuál será su próximo nivel. Pero la trayectoria de Franco hacia el sistema de los Rays comenzó en un pequeño terreno en Baní, República Dominicana.

A los 10 años de edad, Franco comenzó a entrenar bajo la supervisión de un amigo de la familia llamado Oritel «Chiqui» Peguero. Chiqui tenía su propio programa de béisbol, pero era pequeño y con pocos jóvenes. Sin embargo, tenía vínculos con reconocidos entrenadores de programas más grandes. Uno de esos entrenadores era Rudy Santín, ex escucha y directivo de Grandes Ligas que trabajó 27 años con los Yankees, Rays y Gigantes antes de entrenar jugadores en el 2011.

Bajo la orientación de Santín, Franco visitó academias de Grandes Ligas en Dominicana, brilló en exhibiciones y fue parte del circuito de prácticas que es común para los cotizados prospectos internacionales. Los Rays lo vieron por primera vez en el 2014 mientras evaluaban al jardinero dominicano Jesús Sánchez, quien también era parte del programa de Santín. Tampa Bay firmó a Sánchez, ahora el prospecto número 3 en la organización, el 2 de julio de ese mismo año. El equipo firmó a Franco, en ese entonces el prospecto número 1 en el mercado internacional, el 2 de julio del 2017 por US$3.85 millones.

«La verdad es que es increíblemente difícil que las estrellas estén alineadas con el talento, la cultivación de talento y que el jugador esté en las manos de un entrenador que lo ponga en la posición para tener éxito y pasé por la evaluación adecuada», dijo el director internacional de Tampa Bay, Carlos Rodríguez.

El desarrollo de Franco todavía podría impulsarlo al club exclusivo de Soto y Acuña, pero los Rays no quieren correr riesgos con el joven.

«Todos saben qué clase de organización somos», declaró Lukevics. «Dependemos más que cualquier otro club en nuestro sistema de evaluación de talento y desarrollo de jugadores al nivel doméstico e internacional. Por eso tenemos menos margen de error. Si algunos equipos cometen errores, pueden salir a comprar jugadores. Nosotros no tenemos ese lujo, por eso queremos hacer lo correcto para favorecer al jugador y avanzar con cautela».

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