Barcelona y Real Madrid abrirán la semifinal de la Copa del Rey en un partido marcado especialmente por Leo Messi.

El capitán azulgrana, lastimado en el muslo durante el choque liguero frente al Valencia y que no entrenó el lunes, se ejercitó con aparente normalidad ayer y fue incluido por Valverde en una lista con 19 convocados… Aunque no será hasta horas antes del encuentro que se conocerá su presencia o no en el Clásico.

Si Messi, a la espera de decidirse a última hora su alineación, fue la buena noticia, aparente, en el Camp Nou, la mala la protagonizó Dembélé, quien a pesar de haber entrenado ya el lunes fue descartado por el técnico al no recibir el alta médica.

Puestos frente a frente los dos gigantes del fútbol español se olvidaron las reservas. Ni que se trate del tercer torneo en orden de importancia motivó que los dos entrenadores apartasen del plano a sus figuras y conscientes del poder mediático y moral que rodea al Clásico llamaron a filas a sus mejores hombres.

El técnico azulgrana no despejó ninguna duda en la sala de prensa y asegurando que con o sin Messi el Barça no cambiará de personalidad: “Normalmente jugamos de manera parecida:
saldremos a ganar, dominar el juego y marcar goles”. Claro en su discurso… Por más que no es un secreto el ascendente del argentino, especialmente motivado en unos duelos a los que no suele faltar.

Messi jugará, o no, “dependiendo de cómo le veamos en el entrenamiento” según convino Valverde, quien admitiendo ser poco partidario “de tomar riesgos cuando tienes muchos partidos por delante”, solventó a su manera que será el propio capitán quien acabe por decidir. Frente a un Madrid mejorado, un Barça que transmite la sensación de haber recuperado el ánimo tras el empate frente al Valencia buscará dar un golpe de efecto apoyado por un Camp Nou que se espera lleno y con un ambiente encendido.

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