Al Barcelona la Copa le provoca dolor de barriga. Si necesitó de la prórroga para superar al Cornellá, un equipo de tercera categoría, también padeció para sentenciar ayer su clasificación a cuartos de final ante el Rayo Vallecano.
Ante el Rayo tuvo que remontar el gol inicial de Fran García después de un dominio, no brillante pero sí solvente, con el que debió haber sentenciado la eliminatoria con mucha más tranquilidad. 1-2 fue su triunfo ayer, con los goles de Messi y De Jong bastaron al final para dar crédito a la noche.

El Rayo resistió durante muchos minutos y disfrutó durante unos pocos, apenas siete, de verse por delante en el marcador, ya bien entrada la segunda mitad y cuando se entendía que la presión del equipo de Koeman acabaría por derribar la muralla. Una muralla que, en buena lógica, debió caer mucho antes.

Y es que entre un posible penalti a Trincao cometido por Marugan a los 8 minutos y otro de Martos al propio jugador portugués a los 42, el Barça tuvo en su poder ocasiones sobradas para batir a Dimitrievski, destacando dos remates a la madera de De Jong y Riqui Puig que permitieron al Rayo respirar, aliviado, si ello no era suficiente, con los reflejos de su portero ante Messi.

El Barça, que pudo sentenciar de sobras en la primera parte su pase, acabó viéndose obligado a remontar. Lo hizo. Y a cuartos.

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