El gobierno presentó un inédito informe que desglosa el peso de una labor que recae principalmente en mujeres que no reciben remuneración alguna.

Limpian, lavan la ropa, cocinan, administran las compras de comida y los insumos necesarios para el mantenimiento de la casa, ayudan a las y los menores en sus tareas escolares, cuidan a los mayores que ya no pueden valerse por completo de sí mismos, atienden a enfermos de cualquier edad, pero nadie les paga un salario, ni tienen derecho a una jubilación, ni su trabajo es reconocido y valorado en la sociedad.

Se trata de millones de mujeres que a diario dedican gran parte de su tiempo a las tareas domésticas y de cuidados, que tienen un peso en la economía que suele ser ignorado en el diseño de las políticas públicas, una situación que comienza a cambiar en Argentina, en donde hoy por primera vez el gobierno presentó un informe oficial que mide, en términos cuantitativos, la importancia de estas labores.

Mercedes D’Alessandro, directora nacional de Economía, Igualdad y Género, presentó el reporte «Los cuidados, un sector económico estratégico. Medición del aporte del Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado al Producto Interno Bruto», que analiza la contribución de este sector al sistema productivo y su evolución en el contexto de la pandemia actual.

«Las tareas domésticas y de cuidado, consideradas como un todo, son la actividad que más aporta a la economía: los cuidados representan un 16 % del PIB. Son tareas que en su mayoría realizan las mujeres de manera gratuita. Según nuestros cálculos, las mujeres argentinas le dedican más de 96 millones de horas diarias a estas tareas, sin ningún tipo de remuneración, pero con un gran costo en términos de tiempo», afirmó la funcionaria.

El exhaustivo documento comparó, por ejemplo, el peso de la industria y el comercio en el PIB nacional, que es del 13,2 % y 13 %, respectivamente, indicadores menores a lo que equivalen el trabajo y los cuidados domésticos por los que nadie paga.

También confirmó que el 75,7 % de estas tareas las realizan las mujeres, quienes además tuvieron que dedicarles todavía más tiempo a partir de la pandemia. «Lejos de apagarse por la crisis del coronavirus, la economía de los cuidados se enciende y sostiene el funcionamiento social», destacó.

Debido a la emergencia sanitaria, agrega el documento, el cierre de establecimientos educativos y espacios de cuidado generó, por un lado, una mayor visibilización de esa enorme carga de tareas que recae de manera desigual sobre las mujeres, pero también evidenció la necesidad de reconocer ese trabajo y pensar políticas públicas que aborden esta problemática.

«A raíz de esto, los hogares empezaron a enfrentar una carga extra de tareas domésticas y de cuidados no remunerados que, en los tiempos de la vieja normalidad, se resolvían de diversas formas. En la pandemia aumentaron las horas dedicadas a la limpieza, cocina y organización del hogar, y también las horas dedicadas a los cuidados de los/as niños/as y adolescentes,  así como la asistencia a personas mayores», señaló.

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