Si República Dominicana quiere recuperarse económicamente de la pandemia de covid-19, la clave será aumentar los ingresos fiscales, según plantea un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La investigación, realizada por los especialistas Ariel Zaltsman y Joaquin Zentner indica que de esa forma el país retomará la senda de la sostenibilidad fiscal y expandirá su capacidad de invertir en la gente, incrementando los servicios públicos a sus ciudadanos.

“La crisis sanitaria y económica causada por la pandemia del covid-19 ha forzado al país a implementar medidas de emergencia, que se financiaron a través de un aumento del endeudamiento público. Esto llevó a que al cierre de 2020 la deuda pública de la República Dominicana alcanzara su nivel histórico más alto, llegando a representar cerca del 70% del Producto Interno Bruto (PIB)”, dicen autores.

Y agregan: “El impacto de la pandemia global sin precedentes agravó una situación que venía registrándose desde antes. Entre 2010 y 2019, al tiempo que la economía dominicana experimentaba uno de los procesos de crecimiento más constantes y acelerados de América Latina, el déficit del sector público consolidado se ubicó en promedio en un 4.3% del PIB, dando lugar a un nivel de endeudamiento público en continuo aumento”.

Desde el punto de vista de los economistas, “a pesar de este aumento de la deuda, es muy difícil argumentar que ese recurrente desfase entre gastos e ingresos fiscales es producto de un nivel de gasto excesivo”.

Calculan que en 2019 el nivel de gasto público de República Dominicana fue el 16.6 % del PIB, el segundo más bajo de América Latina, ubicándose muy por debajo del promedio regional de 27.2 % del PIB. “Un nivel de gasto público tan bajo limita la capacidad del Estado de brindar servicios públicos de calidad y de asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso a los mismos.  Por eso es necesario que el país aumente sus ingresos fiscales como parte de su estrategia de desarrollo sostenible”, exponen.

Ariel Zaltsman es el especialista sectorial de la división de Gestión Fiscal (FMM) del BID en República Dominicana. Previamente, fue coordinador de la cartera de proyectos de FMM y se desempeñó como asesor de operaciones de la gerencia del departamento de Instituciones para el Desarrollo.

Mientras, Joaquin Zentner es economista de profesión, egresado de la Universidad de Buenos Aires; tiene estudios de posgrado en la Universidad Di Tella, y es doctor en Economía de la Universidad Católica. Ha realizado cursos en la Universidad de Northwestern, Columbia, y Harvard. Zentner suma 13 años de experiencia en la banca multilateral de desarrollo a nivel internacional. En la actualidad es el Economista País del Grupo BID en la República Dominicana, después de haber servido como consultor de proyectos por varios años. Tiene a su cargo desarrollar investigaciones económicas en relación con el programa operativo de la Oficina País.

Base sólida

 Los dos profesionales citaron las estimaciones del Informe de Desarrollo Humano 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se indica que República Dominicana es el país de América Latina cuya posición en el ranking de desarrollo humano se encuentra más por debajo de lo que cabría esperar por su PIB per cápita. “En contraste, Costa Rica, un país con ingreso per cápita similar, se encuentra seis posiciones por adelante de República Dominicana en términos del índice de Desarrollo Humano”, indican.

Y agregan: “Esta brecha entre crecimiento económico y mejora en las condiciones de vida del conjunto de la población constituye de por sí también una deuda ‒ del país con sus ciudadanos; particularmente, con los que menos tienen ‒ que requiere ser abordada sin dilaciones y que sin duda se ha visto incluso agravada a raíz de la pandemia y sus consecuencias”.

 La publicación del Banco Interamericano de Desarrollo dice que para poder revertir la tendencia al endeudamiento creciente, será necesario reducir la brecha entre gasto público e ingresos fiscales. El propio estudio cita a otro reciente del organismo en el que se plantea que “las ineficiencias técnicas del gasto público en República Dominicana representan el equivalente al 3.8 % del PIB.

 Ariel Zaltsman y Joaquin Zentner aseguran que la reducción del recurrente déficit fiscal va a requerir un aumento significativo de los ingresos que, comparados con los demás países de América Latina son, de por sí, excepcionalmente bajos. Calculan que en 2019, República Dominicana recaudó solamente 14.4 % del PIB, comparado con un promedio de 24 % para la región. La gran pregunta que se formulan los dos profesionales es “¿Qué lleva a que en República Dominicana el nivel de ingresos fiscales sea comparativamente tan bajo?

Según sus conclusiones, las razones básicas son dos. Y una de ellas tiene que ver con el elevado nivel de incumplimiento tributario. La segunda razón es la gran cantidad de exenciones y tasas reducidas de los principales impuestos. Por ejemplo –dice el estudio- en  el caso particular del Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS), la proporción de la base imponible potencial que está exonerada es más del 50 % del total. Sumado a esto, la mayor parte de esos ingresos potenciales no gravados favorecen a los estratos sociales de mayor poder adquisitivo, con lo cual agudiza la desigualdad distributiva en un contexto en el cual amplios sectores de la población viven en la pobreza o en la indigencia.

“Por otro lado, las numerosas exenciones y alícuotas distintas de los principales impuestos complejizan el sistema tributario y dificultan enormemente la fiscalización del cumplimiento, funcionando en la práctica como un obstáculo muy grande en términos de en cuánto se puede aumentar la recaudación a través de mejoras en la administración tributaria”, explica la investigación del BID.

¿Y la buena comunicación?

El análisis resalta como positivo el hecho de que República Dominicana ha anunciado su intención de revisar su estructura tributaria. Los economistas advierten que “para que la reforma tenga el éxito deseado, además de asegurar la sostenibilidad fiscal y una mayor igualdad de oportunidades para los dominicanos y las dominicanas, resultará clave que la misma esté basada en un amplio consenso social, como el que se espera alcanzar a través del Pacto Fiscal”.

Zentner y Zaltsman dejan claro en su estudio que fundamental que el diseño de la reforma se base en una evaluación previa rigurosa del modo en que las distintas opciones bajo estudio impactarían, tanto sobre la recaudación como sobre el crecimiento económico, la inversión y la distribución del ingreso, tomando debidamente en cuenta la situación posterior a la pandemia y su evolución esperada en el corto y mediano plazo.

Adelantan que será indispensable contar con una estrategia de comunicación sólida que contribuya a generar conciencia en los distintos sectores de la sociedad acerca de la necesidad y los múltiples beneficios que la reforma traerá aparejados y el uso que se dará a la mayor recaudación en la atención de las necesidades básicas de la población a fines de mejorar su calidad de vida.

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