Tokio. El nuevo emperador de Japón, Naruhito, rindió ayer homenaje al legado pacifista y de cercanía al pueblo de su predecesor, Akihito, y prometió mantenerse en este camino durante su primer discurso pronunciado al heredar el Trono de Crisantemo.

”Al acceder al trono, juro que tendré en profunda consideración el curso seguido por su majestad el emperador emérito (Akihito)”, dijo Naruhito, quien también se comprometió a “actuar de acuerdo con la Constitución” y a “tener siempre presente en sus pensamientos al pueblo y a respaldarlo”.

Fueron las primeras y esperadas palabras que pronunció el nuevo emperador de Japón durante una solemne audiencia celebrada en el Palacio Imperial de Tokio ante 266 invitados, entre ellos representantes políticos e institucionales y miembros de la familia imperial.

Esta breve audiencia fue el segundo acto oficial celebrado hoy para marcar su ascensión al trono, tras la ceremonia de carácter ritual en la que heredó una réplica de la legendaria espada Kusanagi y otra de una joya de jade, así como los sellos imperiales, objetos que simbolizan el poder del emperador.

De este modo Naruhito se convirtió oficialmente en el emperador número 126 de la historia nipona, después de formalizarse en la víspera la abdicación de Akihito, quien se despidió de su cargo dando las gracias al pueblo “por aceptarle y por apoyarle” en sus funciones.

Su audiencia tuvo lugar en el Salón Pino del Palacio Imperial.

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