Los más atractivos monumentos de aguas y rocas de la provincia se localizan en los municipios El Valle y Sabana de la Mar

Hato Mayor.- La cordillera Oriental, a su paso por la provincia Hato Mayor, en medio del bosque húmedo, hijos de las aguas subterráneas y abrazados por minas de ámbar, cuenta con atractivos saltos de agua, codiciado por turistas y vacacionistas para disfrutar la Semana Santa y siempre.

Son maravillas de la naturaleza y algunos tienen la virtud de poseer barros en sus aguas y corrientes adyacentes, así como minas ámbar en sus entornos.

Los más atractivos monumentos de aguas y rocas se localizan en los municipios de El Valle y Sabana de la Mar, destacándose El Yanigua, El Zumbador, Fun-Fun, El Limpio y La Jalda, este último el más alta del Caribe, con más de120 metros de altura.

Yanigua

De fácil acceso, rodeado de arbustos y con carbón mineral y barro azul en sus aguas, el Yanigua es al propio tiempo un anfiteatro de agua, al formarse en su anchura deslizamientos o desparramientos que se asemejan a gradas blancas, regalando una impresionante y espectacular vista al visitante.

Localizada en la comunidad del mismo nombre, a unos 10 kilómetros al oeste del agrícola municipio de El Valle, provincia de Hato Mayor, es la más visitada por su cercanía, fácil acceso y su fría y modesta agua blanca.

Cuenta una leyenda que en las aguas del Yanigua es donde se asean y curten sus melenas con barro las ciguapas, que se presume siempre han existido en la zona.En tiempo de lluvia se forman gradas de agua a todo lo ancho del acuífero, las que son utilizadas para las conversaciones rurales y el enamoramiento de parejas.

Tiene la particularidad de que está protegida por una frondosa vegetación y en sus aguas y entornos hay minas de ámbar y carbón mineral, que es recogido por lugareños para la venta.

Para nativos y turistas, el Yanigua es una de las mayores bellezas que oferta la naturaleza en toda la zona este del país.

Las gradas de agua son más acentuadas cuando la naturaleza apremia la lluvia, observándose con mayor fluidez hacia el ala norte de la charca.

Es que el agua se desparrama por doquier para buscar su desahogo en la extendida charca, con más de 13 metros de ancho.

En su entorno están las mejores minas de ámbar rojo, donde los turistas van a presenciar cómo campesinos excavan túneles verticales, los que empalizan para que no se derrumbe y poder extraer la preciosa piedra.

Yanigua es el nombre taíno dado por los indígenas al río, cuenta la tradición histórica hablada.

Su caída humea el lugar, quitándole perceptibilidad a la cascada, pero provocando una sensación de helamiento al lugar. Para trepar a la parte alta de la cascada, los excursionistas utilizan mayas fabricadas en soga, en una acción alpinista.

Antes de precipitarse al agua, el visitante tiene que recorrer un trayecto, matizado por plantaciones de palma africana que, al ser jamaqueadas por los vientos alisios, emiten sonidos ensordecedores.

Es la cascada más publicitada en la provincia Hato Mayor, por lo del barro y ámbar que le rodean, permitiendo realizarse grandes excursiones a sus aguas. En definitiva, salto Yanigua es un encanto y remanso para vacacionar y conocer de cerca la rica fauna y flora que posee esta tierra de gente encantadora, buena anfitriona y trabajadora.

“La Jalda”

Muy oculto, entre las empinadas montañas que forman el cinturón de la cordillera Oriental y rodeado de una espesa y exuberante vegetación, entre las comunidades de La Lisa y Magua, está el salto “La Jalda”, considerado por técnicos ambientalistas como el más alto en la región del Caribe, con 120 metros de caída libre de agua.

Está localizado dentro del Parque Nacional “Saltos de la Jalda”, de unos 36.43 km cuadrados.

Llegar por tierra a “La Jalda” obliga a los excursionistas y turistas a tener que cruzar por 11 puntos diferentes. Por aire es la forma más rápida de llegar al salto y ya turistas extranjeros, motivados por el empresario venezolano Gustavo Cisneros, han descendido en helicópteros, para lo cual construyeron una base en cemento sobre el cauce del nacimiento del río Maguá y frente al salto, que no afecta el paso del agua.

Aunque es emocionante descender en helicóptero, porque se pueden apreciar más de cerca las correas de agua que se desprenden de la montaña, hacerlo por tierra, cabalgando a caballo, permite tener un contacto directo con la biodiversidad a cada paso que se da.

Desde que usted abandona el vehículo, en la comunidad de La Lisa, sección Maguá, distrito municipal Elupina Cordero, en Sabana de la Mar, y decide hacer la ruta a pie o cabalgando a caballo, inicia un verdadero aprendizaje con la naturaleza.

A primera vista, los excursionistas pueden apreciar, sin llegar al salto de La Jalda, los centenarios árboles de cabirma, samán, ceiba, amapola, caoba y otros que forman la espesura de la cordillera Oriental y que se convierten en cobijas de los visitantes a las correas de agua dulce. Los cacaotales, cafetales y el espeso bosque natural permiten que se llegue al salto sin casi ver los rayos del sol.

El Zumbador

Es de justicia decir que El Zumbador Grande y Zumbador Chiquito son las estructuras naturales por excelencia de la provincia, por su volumen de agua y su estado natural de conservación.

Están ubicados en la comunidad de Río Chiquito, en la sección San Rafael, a unos 18 kilómetros al sur de El Valle, que es una zona rica en cursos de agua y con una vegetación y con varios microclimas tropicales.

Los saltos de agua se ubican sobre el río Yanigua, que también en su cauce están los saltos Yanigua y el Fun-Fun, con gruesas gargantas de agua y de copiosos bosques.

Los saltos El Zumbador con caídas de agua vertical tienen una diferencia de unos 10 metros de distancia uno del otro, siendo el más espectacular El Zumbador Grande, con más de 35 metros de caída de agua y una profundidad de hasta tres metros en el centro de la charca.

El nombre le viene por el sonido que emite el agua al caer de bruces sobre la charca, similar al zumbido que emiten las alas del avecilla que honran su nombre.

Zumbador Chiquito

Es una piscina natural dentro del bosque, donde los rayos del sol son escasos y las copas de los árboles tienen dificultad para crecer, teniendo que entrelazarse uno del otro, haciendo un espectáculo de la naturaleza.

Es bastante visitada por pobladores de la zona y escasos turistas, que llegan al lugar atraídos por la belleza.

El lugar es chiquito, pero la estancia en ella no pasa de las 2 horas, dada la humedad y sus gélidas aguas.

Aquí los rayos del sol se dejan ver muy pocos, por lo sellado del bosque y las alturas de las copas de los árboles.

Zumbador Grande

Este es de dos correas y sábanas de agua, que van bañando praderas y encantando al visitante que, atraído por la naturaleza, no quiere salir de la zona.

Es de mayor espesura o grueso de agua, que al caer a la charca emite un sonido que simboliza el trinar de la avecilla que honra su nombre. Aquí el astro sol preña la charca de rayos, al estar en un cañón de rocas que lo protege.

Los saltos son de fácil acceso.

“El Limpio”

La provincia Hato Mayor fue la primera en adquirir la categoría de ecoturística, mediante la Ley 77-02, estatus que se lo ganó por su exuberante vegetación y la abundancia de sus recursos naturales, como “El Limpio”, una cascada de más de 35 metros de caída libre, cubierta por una espesa sábana blanca de agua y una espaciosa charca, para el disfrute de turistas nacionales y extranjeros.

Ubicada en la agrícola y ganadera comunidad de El Limpio, sección Maguá, del distrito municipal Elupina Cordero, en Sabana de la Mar, provincia Hato Mayor, este monumento de agua se asienta sobre el cauce del río Maguá, donde también nace el salto La Jalda, el más alto del Caribe, con más de 120 metros de altura. El nombre le viene por la comunidad y sus cristalinas aguas y la espesa vegetación que le rodea con añosos árboles.

El Limpio tiene la particularidad de que es accesible, pero hay que andar más de 2 mil tareas de cacao y añosos árboles, que no permiten casi ver los rayos del sol durante el recorrido de más de tres kilómetros.

La vegetación es impar y forma parte de la zona de amortiguamiento del parque nacional Saltos la Jalda, que cuya aérea protegida está en más de 92% en terreno de la provincia de Hato Mayor y un 8 % por ciento en área de El Seibo, provincias que coordinan su explotación ecoturística.

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