Ante la crisis que se vive en el país y gran parte del mundo por los efectos del coronavirus, la Iglesia Católica llamó a proteger al pueblo de “agiotistas, avivatos y ladrones de turno “.

En su tradicional Sermón de las Siete Palabras del Viernes Santo, que en esta ocasión se concentró en el tema de la pandemia, la iglesia recriminó a quienes “haciendo gala de tigueraje” se aprovechan de la crisis para procurar “sórdidas ganancias”. Instó a las personas a refugiarse en Dios ante la crisis y pidió a quienes poseen grandes o pequeñas fortunas a aportar, pero de manera discreta.

“Así en estos días hemos tenido, en medio de esta crisis, que escuchar, como ciertos elementos haciendo gala de todo tigueraje y marrullería, no se les ha apretado el pecho para procurarse sórdidas ganancias a partir del sufrimiento de quienes están postrados ante esta pandemia”, expresó el reverendo Juan B. Cordero Carm, al dar lectura a la cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío porqué me has abandonado”.

En su sermón instó a que sean quienes sean los que cometan actos de corrupción “el señor no olvidará esa injusticia”. Condenó el despilfarro y el dispendio. “Invitamos pues, a quienes tienen la responsabilidad de dirigir la cosa pública, que escuchen el grito que surge ahora en medio de esta crisis. Que nadie quede desamparado en manos del agiotista, el avivato y el ladrón de turno”, subrayó. El mismo mensaje en contra del robo se repitió en la segunda palabra: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, leída por el reverendo Nelson Clark.

El mensaje en contra de la corrupción en medio de la pandemia estuvo presente en el Sermón desde la primera palabra: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”, que leyó el reverendo José Hernanado.

En la tercera palabra “He ahí a tu madre”, leída por el reverendo Abraham Apolinario , la iglesia instó a las personas que cuentan con grandes y pequeñas fortunas a aportar en este momento de crisis.

El arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Francisco Ozoria, quien leyóla séptima palabra “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, escogió el momento para instar a las personas a depositar su confianza en Dios en este momento de dolor. “El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a esperar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. Estamos viviendo una experiencia de prueba y de dificultades.”, apuntó.

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