George Patton escribió: “No mido el éxito de un hombre por la altura que es capaz de subir, sino por lo alto que rebota cuando toca el fondo”. La conciencia se abre cuando la luz penetra las heridas, antes del dolor, el caminante avanzaba con el bastón de la experiencia ajena. Hoy conoce que destino no es propósito, suerte no es éxito, ni poder terrenal es logro espiritual. Sabe que experiencia no es madurez y que Dios no nos dará una vida abundante donde él sobre, una carrera de éxitos donde él no haga falta, ni una fortuna donde su amor quede aplastado, Él es el centro, el alfa y el omega, y aunque el universo conspire su diestra gobierna. Jesús dijo “Yo soy el camino” y destino dijo amén.

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