El contenido sexual enviado a través de los diferentes medios tecnológicos representa un preligro contra la intimidad

Teniendo como apoyo una tecnología que avanza a pasos agigantados, adolescentes y preadolescentes, interactúan sexualmente en las redes, desconociendo el peligro que implica esta práctica.

Según sondeos, se estima que más del 25 por ciento de los adolescentes entre 12 y 18, ha publicado fotos o videos con contenido desnudo o semidesnudo.

Se ha comprobado que este fenómeno, junto al acoso en las redes y escuelas, es motivo de depresión y suicidio entre adolescentes y preadolescentes.

La cada vez mayor ausencia de los padres y madres, la falta de comunicación real y efectiva con sus hijos, contribuye a que estos experimenten una dependencia, más que enfermiza, de las redes sociales y de la aceptación de quienes interactúan con ellos.

Interactuar sexualmente por las redes reviste una connotación mayor de peligro, más aún, si intervienen menores. Es un delito y no debe minimizarse por el hecho de que no haya contacto físico. Preocupados por esta modalidad, consultamos a Jessica Valdez Martínez, terapeuta de familia, pareja y sexual.

¿Qué se entiende por “sexting’?
Enviar contenido de tipo sexual (foto o video producido por la misma persona). La gente siente que no lo está haciendo delante de nadie y que no conlleva riesgos. El contenido se genera voluntariamente. Es una coquetería con ayuda tecnológica.

¿Por qué lo hacen?
Quieren experimentar para dar una prueba de amor y confianza al otro. Para coquetear: “si me pide fotos es que le gusto y al enviársela sabrá que confío en él o ella”. Atraer la atención del otro o por presión de grupo.

¿Qué implicaciones conlleva?
Hay ocasiones en que no hay problemas, porque todo dependerá de qué pase con el material. Pero los jóvenes deben conocer los riesgos que corren al hacerlo. Cuando compartimos una imagen a través de internet, perdemos el control sobre ella y se convierte en irrecuperable, debido a que se puede reenviar y compartir públicamente.

¿Qué motiva a la persona que mandamos el material a reenviarlo?
Se puede dar por resentimiento después de terminar la relación; por venganza, para presumir su conquista; también por diversión, por accidente, por robo, por pérdida del móvil o por hackeo del aparato.

¿Cuáles son las consecuencias?
Se puede volver viral y llegar a muchísimas personas rápidamente y, lo que es peor, perdurar en el tiempo.
• Puede aparecer en las búsquedas de futuras parejas o empleadores o universidades.
• Quien lo difunde vulnera gravemente la privacidad del emisor.
• Se puede dar un proceso de acoso, ciberacoso y humillación pública que pueda traer depresión, autolesión, extorsión e ideas suicidas.

¿Cómo evitarlo?
No tomándose fotos comprometedoras. (Si no existen no se pueden difundir).
• Pensar que lo que hoy queremos mostrar, mañana probablemente no.
• A quien se lo enviamos hoy, quizás mañana no sea nuestro amigo o pareja.

Si se recibe vía mensaje un video o una foto de contenido sexual, eliminarlo inmediatamente y comentarle a un adulto para poder informar a quien aparezca en el material. La imagen de otra persona es un dato personal y su uso está protegido por la ley.
No se deben guardar este tipo de fotos ni reenviarlas a nadie, porque se agrava el problema e incluso nos hace responsables de un delito contra la intimidad.

Imágenes de un menor es aún más grave. Se considera pornografía infantil la imagen de desnudez protagonizada por quien no ha cumplido los 18 años, por lo que poseerla también es un delito.

¿Qué hacer en caso de difusión?
Recopilar pruebas. Buscar las fotos, los videos que se están divulgando. Intentar parar la difusión, hablar con quién tiene la foto para que la elimine. Si se ha filtrado, lo recomendable es reportarla en redes sociales como Instagram y Facebook.
Asimismo, lo aconsejable es denunciarlo ante los padres, el orientador de la escuela y la fiscalía de menores. Con el silencio estamos permitiendo que la víctima sufra y el acosador continúe haciendo lo que no se debe. Los riesgos del sexting son tan elevados que no es recomendable practicarlo.

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